sábado, 27 julio, 2024

Morena y el fin de una metáfora

14/08/2023 19:31

Clarín.com Sociedad Actualizado al 14/08/2023 19:31

Ha sido el fin de la metáfora. Definitivamente, ha sido el fin de esa metáfora que se ha usado tanto acerca de que la escuela es “el refugio” para millones de chicos y adolescentes argentinos.

Vestida con su guardapolvo blanco y con su simple mochila al hombro, Morena (11 años) estaba sola, a escasos metros de su escuela, en Lanús Oeste, cuando la encontró la muerte bajo la forma de la marginalidad y la falta de cuidados de todos los adultos.

Morena Domínguez. Tenía 11 años y la mataron dos motochorros para robarle la mochila y el celular.

Morena Domínguez. Tenía 11 años y la mataron dos motochorros para robarle la mochila y el celular.

Escasos metros para llegar a un refugio que no pudo ser. El aula, las seños, sus compañeros y amigos: la única presencia del Estado que podría haberla salvado en ese barrio el miércoles pasado, como parece a simple vista.

La campaña que terminó con la sorpresiva elección de este domingo apenas si tuvo en cuenta la importancia, la centralidad, que tiene la educación en un país que pretenda progresar. El crimen de Morena vino a recordarlo con la fuerza de una trompada. Y hay que ver cuánto influyó en el resultado electoral.

El Estado que falta (o que falla) no es solo aquel que no tiene suficiente seguridad. Es, sobre todo, el que no tiene una escuela de calidad que llegue a todos los chicos argentinos, y especialmente a los que viven en las situaciones más complicadas.

El Congreso argentino votó, ya hace casi diez años, una ley que obliga a que todos los chicos estén en la escuela desde los 4 años hasta el fin de la secundaria. Como lo hacía Morena, en la fría y oscura madrugada del miércoles, cuando llevaba una esperanza de futuro en su mochila.

Dolor infinito. Compañeros familiares y vecinos en la escuela de Lanus a donde iba Morena. Maxi Failla

Dolor infinito. Compañeros familiares y vecinos en la escuela de Lanus a donde iba Morena. Maxi Failla

Pero esa obligación no se cumple. Un grupo de adolescentes acompañaba a los hermanos Madariaga (los acusados de asesinar a Morena) esa noche de consumo de drogas y descontrol. Los detenidos por quitarle la vida al médico Juan Carlos Cruz en Morón también son adolescentes.

Menores de un lado y el otro, y un país que se desangra, con adultos como observadores.

Está claro que no es fácil salir de esta encerrona, que tiene al narcotráfico y las mafias como protagonistas. Hace falta una política de seguridad más eficiente e inteligente, está claro.

Pero nada será posible si no se sale a buscar a todos los adolescentes que deben estar en la escuela y no lo están. Y si la escuela no ocupa, en serio, el lugar más relevante entre las preocupaciones de la dirigencia política. El resultado del domingo abre un gran interrogante al respecto.

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