viernes, 4 octubre, 2024

Juegos Panamericanos: Marcos Moneta y Sabrina Ameghino, los abanderados de la ilusión argentina en Santiago 2023

Sabrina Ameghino es palista, tiene 43 años, tuvo su bautismo en Juegos Panamericanos en Winnipeg 1999 y está a punto de disputar los sextos de su carrera. Marcos Moneta es la gran figura de los Pumas 7’s, nació hace 23 años y en la capital chilena tendrá su debut en la cita más importante del deporte continental. Este viernes serán las caras más visibles de la delegación nacional en la apertura oficial de Santiago 2023.

Ella y él compartirán el honor y la responsabilidad de portar la bandera celeste y blanca en la inauguración de los Juegos. Y a horas de la ceremonia coincidieron en la emoción a la distancia, separados por más de mil kilómetros, porque Sabrina se entrena en Mendoza y Marcos está en Buenos Aires. Ambos desembarcarán en la capital chilena a último momento.

«Estoy con mucha ansiedad. Es el momento que más estoy esperando. Ser la abanderada en este momento de mi carrera es un regalo, un mimo al alma. No me lo esperaba. Siempre uno cree que se lo merece otro atleta. Me siento agradecida y muy orgullosa», contó la nacida en Ensenada en charla con Clarín.

«Estoy un poco ansioso, pero trato de no pensarlo mucho. Sé que voy a disfrutar un montón. Es un orgullo enorme, una gran felicidad. Pero es más felicidad por el equipo, porque yo no estaría acá si no fuera por ellos. Es mérito de todos que a Los Pumas les haya tocado tener un abanderado. Nosotros llegamos al olimpismo hace poco, pero cada vez lo sentimos más», reflexionó Moneta.

-¿Qué piensan de sus compañeros para portar la bandera?

-Me tocó un compañero divino. Marcos es muy copado, súper agradable. Comparte la misma emoción y el mismo orgullo que yo (Ameghino).

-La verdad que no la conocía. Pero cuando me dijeron que iba a ser la abanderada, hablé con ella y leí mucho de su carrera. Va a ser tremendo poder estar con ella ahí. Yo soy el menos experimentado y ella es la gran protagonista de este momento (Moneta).

Sabrina, que suele bromear que es «la abuela del canotaje», es historia vigente del deporte celeste y blanco. En sus cinco Panamericanos anteriores sumó nueve medallas: dos bronces en Santo Domingo 2003; una plata y un bronce en Río de Janeiro 2007; otra plata y dos bronces en Toronto 2015; y en Lima 2019 fue tercera en el K4-500 y se colgó el oro en el K1-200, transformándose en la primera mujer argentina en subirse a lo más alto de un podio panamericano en su deporte.

En Santiago competirá en el K4-500 con Candelaria Sequeira, Martina Isequilla y Lucía Dalto Aziz. Irá por su décima presea, para convertirse en la máxima medallista en la historia del deporte argentino en estas citas, rompiendo el empate con el campeón olímpico de ciclismo Walter Pérez y los remeros Ariel Suárez y Rodrigo Murillo.

Esta chance de hacer historia hasta hace poco parecía imposible. Es que en marzo su rendimiento en el selectivo no le alcanzó para quedar dentro del seleccionado, pero ella no bajó los brazos y tuvo su recompensa. Aunque el trayecto no fue fácil.

Ameghino ganó en Lima 2019 su primer oro panamericano e hizo historia. Foto Flávio Florido/Lima 2019Ameghino ganó en Lima 2019 su primer oro panamericano e hizo historia. Foto Flávio Florido/Lima 2019«No me imaginaba estar en este lugar, porque honestamente ya quería dejar de remar antes de Lima. A esos Juegos llegué muy cansada emocionalmente, pero terminaron siendo un empujón, una vuelta al ánimo, a tener ganas otra vez. Pero después no se dio lo de Tokio 2020, tuve otro bajón y tras la pandemia mi rendimiento mermó mucho y tuve varias lesiones. Por eso me veía venir lo del selectivo», reconoció.

-¿Fue más duro mental o físicamente?

-Emocionalmente. Físicamente no lo sentí, pero mentalmente estaba devastada. Después del selectivo pensé que mi carrera se había terminado. Lo único positivo fue poder volver a casa y compartir con mi abuela, con mis viejos, con Verita (su hija) y con mi pareja, que realmente fueron los que empujaron el carro en este nuevo proceso.

-Después del oro de Lima, ¿cambiaron las expectativas de cara a Santiago?

-Cambiaron las sensaciones, porque no soy la misma atleta de esos Juegos. Soy otra persona reinventada y estoy en un bote de equipo nuevamente, que es algo que disfruto mucho. Las expectativas son llegar al podio, pero las carreras son carreras. Hay que competir y ganarse la medalla. Así que estoy trabajando para darles a las chicas lo mejor que tengo y sumar al bote lo más que pueda. Porque deportivamente no soy la Sabri de 2019.

-En lo personal, ¿qué vas a buscar en Santiago?

-Dar lo mejor de mí y un plus más si es posible, porque siento que de las cuatro soy la que tiene que demostrar más que merece estar acá. Sería lindo ganar una medalla y romper el récord, pero uno no puede pensar en eso antes de competir. Hay que correr antes.

-¿Los pensás como tus últimos Juegos Panamericanos?

-Siempre hay ganas de más. Pero de un tiempo a esta parte sostengo que tengo que colgar la pala, más que nada por la cabeza. Un atleta es 80 por ciento cabeza y 20 por ciento físico, a mi entender. Y honestamente a mí la cabeza ya no me está funcionando como yo esperaba o como solía hacerlo. Y algunas cosas tienen que terminar alguna vez. No sé qué va a pasar, porque después de estos Juegos todo puede cambiar en mi cabeza de nuevo. Supongo que depende mucho de nuestro rendimiento, de un montón de otras cosas y de mis ganas de sufrir, porque hay que volver a entrenarse y a poner el cuerpo al límite. Voy a tener que sentarme a meditar. A ver qué quiere Sabri.

Moneta, con veinte años menos que su compañera abanderada, es presente y futuro. Ya se colgó dos medallas olímpicas: el oro en la cita de la Juventud de Buenos Aires 2018 y el bronce en los Juegos de Tokio 2020, con los Pumas 7’s. En 2021 fue elegido como el mejor jugador del mundo en esta disciplina por la World Rugby. El año pasado se subió a lo más alto del podio en los Odesur de Asunción. Y en 2023 se coronó subcampeón del Circuito Mundial de Seven y aseguró el boleto a París 2024.

Moneta es la gran figura de los Pumas 7s, que ya aseguraron el pasaje a París 2024. Foto Don MacKinnon / AFPMoneta es la gran figura de los Pumas 7s, que ya aseguraron el pasaje a París 2024. Foto Don MacKinnon / AFP«Uhhh», larga tras escuchar el repaso rápido de esos cinco años. «Fueron años de mucho crecimiento y aprendizaje. Viví un montón de lindas experiencias que me enseñaron mucho desde la pandemia, de la que creo que aprendimos todos, hasta los Juegos Olímpicos de Tokio. Fue todo aprendizaje. Y los buenos resultados fueron por el laburo que hizo el equipo para mejorar en todo aspecto», resume.

-¿Sos una persona y un jugador muy diferente al que ganó el oro en Buenos Aires?

-Hay cosas en las que siento que soy igual. Sigo manteniendo los mismos valores del rugby, la sonrisa, el disfrutar, que es algo que siempre tengo presente. Y la competitividad. En eso no cambié y no creo que cambie nunca. Sí soy un poco más maduro mental y físicamente. Y las destrezas del rugby las fui mejorando y afinando cada vez más. Pero en las cosas que son importantes no cambié.

-¿Por qué es tan importante para vos el hecho de disfrutar?

-Es el emblema que siempre uso y está siempre presente en mí. Haga lo que haga, trato de disfrutarlo al máximo. Por eso quise llevarlo a la delegación argentina en mis palabras en el CeNARD. A veces es complicado por esos sentimientos que te vienen antes de competir, por los nervios y la ansiedad. Pero si a un deportista no le gustan esos sentimientos, no estaría haciendo lo que hace. Por eso les pedí que disfrutaran no solo el competir si no también el entrenar, el estar en la Villa, el compartir un mate con alguien de otra disciplina… Todo hay que disfrutarlo.

-Con solo 23 años sos un referente del rugby argentino. ¿Cómo te sentís en esa posición?

-A veces mis familiares o mis amigos me hacen acordar y me dicen: ‘Che, que locura esto que está pasando’. Pero trato de no pensarlo. Sé las cosas que logré. Y sé que Los Pumas 7’s somos ejemplo para chicos que están jugando al rugby, que nos mandan mensajitos y nos piden fotos. Eso también es una motivación para seguir haciendo lo que hago y ser siempre cada vez mejor. Hay chiquitos que nos miran y piensan: «Quiero ser como ellos». Es increíble. Me quedo más con eso que con los premios y los reconocimientos.

-¿Con qué objetivo van a Santiago?

-A ganar la medalla de oro. Sabemos que el nivel de los Panamericanos es un poco inferior al del Circuito Mundial, pero siempre competimos por ser los mejores. Nosotros tenemos París 2024 al final de la ruta, así que nos encantaría hacer un buen papel y seguir construyendo como equipo. Pero también queremos disfrutarlos, porque los Panamericanos te dan la posibilidad especial de compartir con la delegación argentina y estar todos los deportes peleando por un mismo propósito y un mismo resultado. Es una linda sensación. Nosotros somos nuevos en esto del olimpismo y poder vivir unos Panamericanos nos empuja mucho.

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