A muchos les sorprendió el documento de treinta y tres páginas que hizo público a mediados de semana Cristina Fernández de Kirchner, bajo el título «Argentina en su tercera crisis de deuda». Pero no a los dirigentes políticos, legisladores y gobernadores con los que la ex presidenta tiene trato frecuente. Es decir, a «los suyos». Porque en los últimos días venía advirtiéndoles sobre los rasgos principales de la actual crisis, el accionar del gobierno y sobre el escenario que se viene. «No se confundan, éste no es un gobierno de improvisados. Saben adónde quieren ir, pero no tienen mucho tiempo. Están provocando una transferencia de ingresos sin precedentes, vamos hacia escenarios muy conflictivos, y eso es lo que me lleva a salir», les comentó, así o con parecidas palabras, a los dirigentes más cercanos pocos días anticipándose a la publicación de su «análisis de situación».
Además, CFK mostró en esas conversaciones su convicción de que el gobierno de Javier Milei, para poder consolidar su modelo, deberá encontrar la forma de «cristalizar la transferencia de ingresos que está provocando, para que no pueda volver para atrás». Y esa forma sería la dolarización de la economía. «Tiene razón Steve Forbes (empresario estadounidense, dos veces candidateado a presidente por los republicanos) cuando le dice a Milei que si no dolariza pronto, va a fracasar en su plan», aseguran que comentó la ex presidenta sobre los dichos del ex director de la revista de negocios que lleva ese mismo apellido. El plan de Milei se consolida sólo si dolariza, y no tiene mucho tiempo: no se sabe cuánto más podrá aguantar la sociedad este brutal ajuste.
La inflación en bienes de consumo básico, el incremento del costo de los servicios, inclusive los de salud, educación, en el transporte, además de «la licuación de todo activo en pesos», son factores que indican que los sectores de ingresos medios son los más dañados por el ajuste, subrayó CFK ante sus interlocutores. La liberación de precios en combustibles, prepagas, colegios privados, tarifas de energía o de telecomunicaciones, golpea directamente en «el corazón del consumo de la clase media».
Es por ello que, en la lectura que se desprende del propio documento de CFK y que la ex presidenta profundizó en el diálogo con sus más allegados, la consolidación del modelo de Milei tiene un tiempo límite o plazo máximo, que no iría más allá de mediados de año. Porque la suma de inflación pulverizando el poder adquisitivo y una recesión que tendrá también efecto sobre el empleo («la desocupación va a venir fuerte») puede llegar a generar condiciones explosivas en la sociedad.
La lectura que se hace desde el espacio kirchnerista es que «si Milei no dolariza hasta entonces, no estará en condiciones de garantizar que el plan se sostenga«. Pero para llegar a la dolarización, necesitará algún tipo de acuerdo parlamentario. Es en ese espacio, en consecuencia, donde se disputará políticamente la suerte del plan.
«Una apuesta de riesgo»
Desde la perspectiva de Cristina Kirchner, aseguran quienes comparten con ella habitualmente reuniones de análisis, la dolarización es parael gobierno de Milei «una apuesta de riesgo», pero «el único camino que tiene» para intentar llegar al modelo de libertad económica para grandes empresas que tanto anhela. Y que aplauden empresarios como Elon Musk o Steve Forbes.
Muchos grandes empresarios locales lo acompañan empujando la alternativa de la dolarización. Pero habrá otros que no comparten esa visión. «Habrá muchos sectores empresarios que se le van a parar de manos«, repitió un estrecho allegado a Cristina lo que la ex presidenta apuntó, resumiendo conversaciones mantenidas con los dueños del capital.
Sectores del campo, de la industria automotriz, petroleros, desarrolladores inmobiliarios y otros grupos habituados a vender sus productos a valor dólar pero pagando sus costos mayormente en pesos, pueden verse afectados por tan brusco cambio de perspectiva, hacia un modelo sin moneda nacional ni posibilidad de orientar la política económica a través de modificaciones en la paridad cambiaria (devaluaciones).
El propio Eduardo Eurnekian, comentó el mismo allegado, le habría manifestado a CFK su oposición a la dolarización. Lo cual no es descabellado en boca de un concesionario de aeropuertos que cobra sus servicios en dólares, pero paga los sueldos y muchos de sus gastos en pesos.
El rol de los gobernadores
El fracaso de la llamada Ley Omnibus o también denominada Ley Bases fue una muestra de debilidad institucional del gobierno. Pese a la convicción en vastos sectores de la política partidaria con respecto a que debían otorgársele al gobierno de Milei las mayores facilidades para arrancar con su plan, teniendo en cuenta la legitimidad alcanzada en las urnas, las consecuencias del megaprograma atribuido a Federico Sturzennegger resultaban desvastadores para sectores y regiones completos. Ello se vio reflejado en los atisbos de negociaciones que no llevaron a ninguna parte, pese a varias modificaciones parciales del texto del anteproyecto, antes y después de tener despacho de comisión en Diputados.
Con esta experiencia, el camino hacia una eventual dolarización supondría que el gobierno intente una estrategia diferente para lograr los apoyos necesarios.
No le alcanza a La Libertad Avanza con los votos del PRO. Pero, además, habrá que ver cómo evoluciona, pasados ya los primeros sesenta días de gobierno de Milei, esa relación. Si Mauricio Macri busca ocupar espacios con vistas a controlar el gobierno, a las confrontaciones que habrá entre sectores de la sociedad y las autoridades del Ejecutivo por las consecuencias del ajuste, se le pueden sumar las de una nueva «interna» en el seno de la virtual alianza de derecha gobernante.
Esa perspectiva no es ajena a la mirada de Cristina, quien habría señalado la necesidad de que los gobernadores empiecen a tomar un rol protagónico para orientar las futuras decisiones políticas. «Tienen que sentarse primero entre ellos, y luego con sus legisladores para ordenar las posiciones que van a defender en el Congreso», se le escuchó decir.
Hay una mirada preocupada desde el espacio que encabeza la ex presidenta, acerca de la posibilidad de articulación entre los gobernadores. Hay varios «nuevos» en la función, con poca experiencia en negociaciones políticas, y para peor en medio de una situación que, por la gravedad y velocidad de los acontecimientos, todavía tiene a varios de ellos tratando de entender de qué se trata.
Sin embargo, la realidad política los llamará a ser actores centrales en las definiciones de las próximas semanas y meses. Los más cercanos a Cristina señalan que la ex presidenta advierte sobre «el error» de quienes ponen sobre la mesa de negociación el reclamo de incorporar tributos como el impuesto al cheque o el impuesto PAIS a los gravámenes coparticipables, esperando con eso recuperar recursos para sus provincias.
«La recaudación del impuesto al cheque va a caer a medida que avance la recesión, mientras que al impuesto PAIS lo van a dar de baja posiblemente a fin de año», le habría señalado CFK a los dirigentes y gobernadores más cercanos. Un dato clave, teniendo en cuenta que, del otro lado de la mesa, tendrán a un gobierno que busca recuperar algunas de las políticas impulsadas dentro del paquete de la Ley Omnibus, pero que ahora buscarán otra vía de legalización. No todas intentarán pasar por decreto, como la eliminación de fondos fiduciarios para obras públicas y distintos tipos de transferencias, anunciada este viernes.
No sólo el paso por el Congreso de la dolarización preocupa al peronismo. También lo que, en el proyecto original de la Ley Omnibus, era la delegación de facultades del parlamento a favor del Ejecutivo, para endeudar al país en dólares bajo ley extranjera. Desde el enfoque de la oposición, la facultad del Ejecutivo para endeudarse sin pasar por el Congreso es complementaria a la dolarización, ya que la dependencia del crédito externo se elevaría sustancialmente en esas nuevas circunstancias.
Para la eliminación del peso como moneda nacional y resolver la adopción de una moneda extranjera en su reemplazo, supuestamente no bastaría con una ley. Hasta el presidente de la Corte Suprema, Horacio Rosatti, advirtió públicamente, con Milei ya presidente electo, que la dolarización requeriría una reforma constitucional. Pero, como comentó una de las personas cercanas a Cristina y habitual interlocutor de la ex presidenta, «no sería la primera vez que se toma una resolución en contra de la Constitución e igual pasa».