lunes, 7 octubre, 2024

Fin al plan de dolarización?: el objetivo clave del Gobierno, en duda tras el rechazo del FMI

En las últimas horas hubo una pregunta que dominó la escena, tras la visita de Gita Gopinath, la «ejecutiva dura» del Fondo Monetario Internacional: ¿cuánto dinero podría prestar el organismo como fondos frescos para apuntalar el programa económico de Javier Milei? Pero, en realidad, la cuestión importante para la toma de esa decisión no es numérica sino de índole política: ¿para qué sería ese préstamo?

Y las primeras señales que dejó Gita Gopinath tras su visita parecen claras respecto de para qué no serán: el FMI no quiere que su asistencia sea parte de un plan de dolarización. Nunca demostró entusiasmo por este tipo de propuestas, como tampoco lo hizo el gobierno estadounidense.

Y la visita de Gopinath confirmó esa visión: todos los interlocutores no oficialistas -economistas y empresarios- con los que se entrevistó le transmitieron el mismo punto de vista. Es decir, que la gestión de Toto Caputo tiene el mérito de haber evitado una hiperinflación y que transmitió la suficiente confianza como para mantener en calma al dólar paralelo, pero que el programa deja dudas a futuro.

En cuanto al plano fiscal, las opiniones que recabó la funcionaria del FMI apuntan a que el superávit de enero es producto de una situación excepcional: recaudación tributaria que creció al ritmo de la inflación, en conjunto con gastos estatales que fueron licuados o, en algunos casos, directamente pospuestos para más adelante.

Para colmo, la caja de la AFIP se ha hecho más dependiente de impuestos que están llamados a desaparecer en el futuro, como el impuesto PAIS -que ya representa casi un 10% de la recaudación-, que el propio Milei dijo que no sobreviviría una vez que fuera levantado el cepo cambiario.

Dudas sobre la acumulación de dólares

Por otra parte, los economistas le remarcaron a Gopinath que la acelerada acumulación de dólares de la que se jacta el gobierno obedece a una situación extraordinaria de represión de las importaciones, dado que rige un sistema por el cual cada mes se va liberando un 25% adicional en el acceso a las divisas. De hecho, la compra neta de u$s3.272 millones que permitieron engrosar las reservas del Banco Central en enero se dio en un contexto que los economistas no creen sostenible.

Gita Gopinath expresó su apoyo al plan económico de Milei, aunque le dejó en claro que al FMI no le entusiasma el proyecto de dolarización

Gita Gopinath expresó su apoyo al plan económico de Milei, aunque le dejó en claro que al FMI no le entusiasma el proyecto de dolarización

La importación de enero fue de u$s4.600 millones, muy por debajo del promedio de u$s6.140 millones del año pasado. Y la gran duda es si esa diferencia será sostenible sin que se agraven las tendencias recesivas.

Como muestra de la gravedad del momento, el índice de producción industrial que mide la fundación FIEL indica una variación interanual negativa de 6,3%. Y la utilización de la capacidad instalada en la industria, según la medición del Indec, cayó a un 54,9% el nivel más bajo desde el pandémico 2020.

Para colmo, tampoco parece que el campo vaya a tener la performance brillante que se había proyectado al inicio. La bolsa de comercio de Rosario acaba de hacer una revisión a la baja, con un recorte de dos millones de toneladas tanto para la campaña de soja como para la de maíz -que quedan respectivamente en 49 millones y 57 millones-.

Y, encima, los precios del mercado global siguen cayendo. En diciembre pasado, en el mercado de Chicago la tonelada de soja llegó a cotizar a u$s494 pero en enero ya había caído a u$s450 mientras que hoy ya se ubica en u$s426, y con tendencia a la baja.

Hablando en plata, esto implica que podrían ingresar por exportación agrícola unos u$s31.000 millones, una reducción de aproximadamente u$s9.000 millones sobre la previsión original.

Dolarización, inviable

Pero, sobre todo, lo que se llevó Gita Gopinath es la idea sobre la inviabilidad de una dolarización. Los economistas le manifestaron su convicción de que no están dadas las condiciones: por más que la «licuadora» haya mejorado el balance del BCRA, aun siguen siendo muy pocos los dólares disponibles para los demasiados pesos que hay que comprar.

El propio Caputo reconoció que las reservas continúan en terreno negativo aun después de que haber comprado una cifra superior a u$s7.000 millones.

Fue por eso que llamó la atención que, en una entrevista, el presidente Milei dijera que la economía está «a un tiro de dolarizar».

En el mercado llamó la atención la estimación de Milei sobre la base monetaria, a la que valuó en u$s8.000 millones, lo cual implicaría un tipo de cambio mayor al actual

En el mercado llamó la atención la estimación de Milei sobre la base monetaria, a la que valuó en u$s8.000 millones, lo cual implicaría un tipo de cambio mayor al actual

«Cuando mirás el balance del BCRA empezaste a desinflar pasivos y activos, limpiamos la deuda de los importadores, pero hoy tenemos una base monetaria de 8.000 millones y compramos dólares por 7.000 millones. Tenemos cubierto el 87,5% de la base. Al tipo de cambio de mercado estás a un tiro de dolarizar», fue la definición de Milei.

Hubo economistas que leyeron allí un dato llamativo. Milei define la base monetaria como una masa de pesos equivalente a u$s8.000 millones, pero esa cifra está muy lejos de la realidad: cuando se divide el total de pesos de la base monetaria -es decir, el circulante y las cuentas bancarias a la vista- la cifra es de $10,5 billones, que si se lo divide por el precio del tipo de cambio oficial, da como resultado un número bastante más alto que el estimado pro el presidente: u$s12.540 millones.

En consecuencia, queda la duda sobre si Milei está pensando en un nuevo salto devaluatorio o si confía en que, siguiendo el camino actual, eventualmente los pesos se seguirán «licuando» y los dólares se seguirán acumulando como para concretar el proceso.

La otra explicación posible, claro, es que el FMI haga un aporte de unos u$s5.000 millones para ayudar a que las cuentas se terminen de equilibrar.

El FMI quiere la libre flotación

Pero los expertos que conocen por dentro el mecanismo de toma de decisiones del Fondo creen que no habrá consenso para que el organismo apoye -ni con el discurso ni, mucho menos, con recursos propios-, un proyecto dolarizador.

No es que los economistas locales tuvieran que argumentarle mucho al Fondo para convencerse de que la dolarización no es una buena idea. Un repaso a su propia historia reciente le alcanza para ponerse a la defensiva con ese tema. Después de todo, tampoco había sido nunca un defensor entusiasta del plan de convertibilidad de Domingo Cavallo en la década de los ’90.

Para el FMI, el célebre sistema «uno a uno» significó, una vez que se revirtió el flujo de capitales y Argentina empezó a sufrir la tensión cambiaria, en un canal por el cual se le iba toda la asistencia. En otras palabras, el organismo quedó condenado a ser quien financiara el inevitable déficit de la cuenta corriente que tiene un país sin la capacidad para manejar con flexibilidad su tipo de cambio.

El apego del Fondo por los sistemas de libre flotación ha sido una constante en todos los países en los que ha intervenido. De manera que la firma de acuerdos en situaciones de rigidez cambiaria, como el cepo argentino, han sido más la excepción que la norma.

Un eventual desembolso de fondos frescos se daría en el marco de un nuevo acuerdo, lo cual implicaría el visto bueno del Congreso, justo en un momento de tensión política

Un eventual desembolso de fondos frescos se daría en el marco de un nuevo acuerdo, lo cual implicaría el visto bueno del Congreso, justo en un momento de tensión política

Y el propio hecho de que, este año, el campo argentino tal vez tenga un año no tan bueno como el esperado, no hace más que confirmar la convicción de que la dolarización ni una neo-convertibilidad serían una mala solución: otra vez Argentina sería el único país sin posibilidad de corregir su tipo de cambio mientras el resto de la región devalúa para compensar la caída en el precio de las materias primas.

Cepo y votos del Congreso

Esto no implica que no haya disposición a aprobar dólares frescos para el país. Pero la condición sería la continuidad de reformas estructurales -es decir, que la mejora en la competitividad sea duradera y no producto de una licuación pasajera- y, sobre todo, que se levante el cepo cambiario.

Los documentos del Fondo dejaron en claro que los controles son una anomalía que el organismo tolera como transición a una etapa de normalidad y que el cepo debería ser historia antes de fin de año.

Dentro de esa lógica, un refuerzo de las reservas del BCRA con un préstamo del Fondo sería un factor que facilitaría el levantamiento del cepo, porque ayudaría a crear confianza en el mercado y moderaría la volatilidad cambiara inmediata al levantamiento de los controles.

Ese es el punto sobre el cual se está negociando ahora. Claro que, de acuerdo a los estatutos del Fondo, el otorgamiento de fondos frescos supone la aprobación de un nuevo acuerdo. Y eso, según la legislación argentina vigente, implica un acuerdo del Congreso.

De manera que, aunque no esté escrito como una condición previa, hay otra exigencia que, en los hechos, el FMI le pedirá a Milei: que demuestre la persuasión y la capacidad política suficiente como para conseguir los votos opositores que convaliden un nuevo acuerdo con el Fondo.

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