Miguel Borja tuvo un inicio de 2024 furioso. A los 31 años, el colombiano está en un gran momento y ahora sí demuestra los motivos por los que River pagó 8 millones de dólares por él a mediados de 2022 y exhibe el nivel de un delantero de jerarquía, lo que fueron a buscar con su contratación.
Borja reluce su estirpe goleadora, la que lo llevó a gritar 202 veces en su carrera. Ya había cumplido el partido pasado los 200 tantos desde que es profesional, según consignó el propio “Colibrí” tras la victoria de River por 2 a 0 sobre Independiente Rivadavia con un doblete suyo y por eso le habían preparado una camiseta con el 200 en la espalda.
Su presente lo tiene como goleador de la Copa de la Liga con 9 tantos, pero las estadísticas dicen mucho más que el número frío. El colombiano es el principal responsable de que River sea puntero de la Zona A. Es que su registro de gol representa la mitad de las anotaciones (17) de su equipo en el torneo. Además, convirtió en 6 de los 9 encuentros disputados.
Con esos 9 goles, Borja llevó a River a lo más alto en lo que va de la Copa de la Liga, y, sumado al que le hizo a Excursionistas por la Copa Argentina, lleva 10 tantos en casi un mes y medio de competencia.
A su vez, registra un promedio de gol con la banda roja de 0,47, producto de 33 goles en 70 partidos. Y es el goleador del ciclo Demichelis con 24 tantos en 50 encuentros, con una marca de 0,48. Números importantes. Y buscará superar su mejor racha personal en un año: los 39 goles que hizo en 2016 con las casacas de Cortuluá y Atlético Nacional.
Ahora, para entender el presente de Borja, cabe dos preguntas en una: ¿cómo recompuso su relación con Demichelis y cómo pasó de ser tercer “9” del plantel al primer centrodelantero y un jugador determinante en el equipo de Núñez?
Entre Micho y Borja no había piel. La súper intensidad alemana chocaba con la parsimonia cafetera. Sin embargo, los goles unieron y ahora hay un idilio de telenovela entre ambos, a tal punto que el delantero se acerca a saludar al entrenador cuando hace un gol y a veces hasta se funden en un abrazo.
Para Demichelis, al principio de su estadía como entrenador en Núñez, Borja no reunía las características de su 9 predilecto. Lo veía lento, y no creía que pudiera hacer el trabajo de presión sobre los defensores rivales y mucho menos salir del área para jugar y pivotear. Aunque le ponderaba su olfato de gol y su fama de “killer” dentro del área. El problema era fuera de ella.
Y el otro inconveniente era el GPS. El de Borja marcaba menos de los párametros que el cuerpo técnico consideraba para un jugador de River.
Entonces, el “Colibrí” jugaba poco y nada. Estaba apagado. Era el tercer “9”, detrás de Lucas Beltrán y Salomón Rondón, ambos ya lejos de Núñez. Y la situación explotó cuando en el vestuario de Rosario Central, la anteúltima fecha de la Liga Profesional, en julio del año pasado, con River ya campeón y un equipo alternativo, Borja no se aguantó ser suplente del suplente. Entonces subió un emoji de una cara (simil a la suya) pensativa. Un claro mensaje a Demichelis.
Cuando el técnico se enteró de esta situación, puso el grito en el cielo. Le dio mucha bronca. Pero recién lo habló cuando volvieron a los entrenamientos. Y Borja pidió disculpas. Aunque Micho siguió molesto. “Miguel se equivocó feo”, le dijo a sus colaboradores más cercanos. Sintió que lo exponía ante el grupo.
Tras las disculpas, Borja depuso su actitud y hubo un click en la relación. Le prometió que cuando volviera a hacer un gol iba a ir a abrazarlo. Lo cumplió ante Barracas Central, en la segunda fecha de la Copa de la Liga pasada.
Pero las muestras de Borja no solo fueron sentimentales. También, en el trabajo. Miguel había empezado a hacer en el primer semestre de 2023 -y continúa realizándolos- entrenamientos a contraturno. Se trata de ejercicios neurocognitivos, que apuntan a potenciar la velocidad de respuesta en la toma de decisiones. A su vez, el colombiano mejoró mucho su físico, por lo que las medidas del GPS crecieron. Se lo ve más ágil, a tal punto que ya no le cuesta tanto salir del área e incorporó mucho juego fuera de ella, ya sea para pivotear, asistir o recibir la pelota, darse vuelta y meter un cambio de frente.
“El año pasado usamos mucho el sistema de cinco volantes. Miguel (Borja), Salomón (Rondón), (Pablo) Solari y (Facundo) Colidio iban alternando, pero siempre jugábamos con cinco volantes. Hasta que Borja se lesionó previo a los cuartos de final (de la Copa de la Liga) y volvió recién para la final (del Trofeo de Campeones). Igualmente, yo veía día a día y no dudaba que con un comienzo de año, con un nuevo aire y haciendo una buena pretemporada nos iba a dar mucho gol y hoy lo está demostrando”, intentó explicar Demichelis.
Borja peleó su lugar con Rondón en la segunda parte del 2023. Y tras la salida del venezolano, no la tuvo fácil. Es que, en principio, Micho quería convertir a Facundo Colidio en 9 y también salió a buscar otro centrodelantero al mercado. Pero no llegó nadie. Y Miguel se la bancó en silenció. Apostó a quedarse y a seguir trabajando. Y el sacrificio dio sus frutos.
“Me enorgullece mucho por él. No tenía dudas que tenía que quedarse en este 2024 y ser protagonista. Cuando jugaba menos siempre dije que nos iba a dar mucho, es un goleador. Lo demuestra partido a partido y es el fruto de las cosas que hace muy bien el equipo”, destacó Micho.
Con Pablo Solari en el Preolímpico Sub-23 en el inicio de 2024, la dupla de ataque tuvo que ser Colidio-Borja. Y el colombiano no desperdició la chance. A fuerza de goles se ganó su lugar. Hoy es fija en el equipo. Es el 9 de River. Y de Demichelis…