jueves, 21 noviembre, 2024

Rige desde agosto. Midieron el impacto de la regulación del uso de celulares en las secundarias porteñas: los resultados

El uso de celulares en los entornos educativos es tema de debate en todo el mundo. En el país, en agosto pasado, el gobierno porteño estableció una serie de pautas para regularlo de manera de contrarrestar los efectos negativos sobre el aprendizaje, el bienestar integral de niños y adolescentes y el clima escolar.

De esta manera, la resolución del Ministerio de Educación porteño, a cargo de Mercedes Miguel, estableció que en las escuelas primarias y los jardines de infantes quedará bajo responsabilidad de las familias que sus hijos lleven celulares, pero no podrán usarlos durante las clases y los recreos. Para los contenidos que incluyan herramientas tecnológicas se utilizarán los dispositivos de la institución. Para el secundario, por su parte, los teléfonos y tablets deberán estar guardados durante las horas de clase excepto en las actividades pedagógicas planificadas.

Una encuesta realizada por el Ministerio, a través de la Unidad de Evaluación Integral de la Calidad y Equidad Educativa (Ueicee), sobre estudiantes, docentes y directivos, reveló un impacto directo de la regulación en el nivel secundario. Según la perspectiva de los estudiantes –que podían responder con más de una opción–, un 57,4% afirmó prestar más atención en clase tras la medida, mientras que un 47,4% dijo conversar más con sus amigos, un 41,3% reveló que se aburre más, un 22,9% expresó sentirse más tranquilo, mientras que el 17,5% indicó que juega más con sus compañeros.

El sondeo se realizó entre el 2 y el 18 de octubre pasado en 50 escuelas secundarias –61% del sector estatal y 38% del privado– y en total participaron 4082 estudiantes de tercer añoRicardo Pristupluk

El sondeo se realizó entre el 2 y el 18 de octubre pasado en 50 escuelas secundarias –61% del sector estatal y 38% del privado– y en total participaron 4082 estudiantes de tercer año –50,7% varones, 45,4% mujeres y 3,9% identificado con otro género–, 150 docentes del mismo año y 40 directivos de todas las comunas, distritos escolares y niveles socioeconómicos.

El muestreo arrojó otros datos relevantes vinculados al uso de dispositivos móviles en la adolescencia. Así, nueve de cada 10 estudiantes tiene un celular propio y, en una pregunta en la que podían responder con más de una opción, el 92,6% indicó que lo usa en las horas libres; el 88,3%, en los recreos y un 37,3%, durante las clases.

Por otra parte, en cuanto a lo que se refiere a la convivencia en el entorno escolar, el 79,5% de los alumnos consultados respondió que no les afecta el hecho de que otras personas, ya sean alumnos o docentes, usen el celular en la escuela, mientras que el 14,3% indicó que le distrae y un 12% que le aburre. Además, un 25,4% de los jóvenes señaló que el tiempo de uso disminuyó.

Otro de los ejes de la encuesta se centró en la opinión de los docentes sobre los primeros resultados de la medida, en un 96% sostuvo que el uso del celular es una problemática que dificulta la atención y la participación de los estudiantes. Sin embargo, afirmaron notar cambios en los hábitos de los alumnos desde la regulación. Un 56,2% de los profesores dijo que los estudiantes prestan más atención en clase, un 40,5% que conversan más con amigos en la escuela, un 25,6% que los chicos se sienten más aburridos y un 20,7% sostuvo que están más tranquilos.

Del total de los docentes que formaron parte del muestreo, un 64% fueron mujeres y ocho de cada 10 revelaron que los estudiantes tienen permitido utilizar el celular en clase, pero en momentos puntuales, por ejemplo, para realizar trabajos. Sin embargo, la encuesta también arrojó que cuatro de cada 10 docentes aún debe interrumpir casi todas sus clases para llamar la atención por la utilización de estos dispositivos.

En cuanto a la regulación que rige en la ciudad, el 94,7% afirmó conocerla. De estos, un 67,3% sostuvo que la regulación ya se está implementando en la escuela donde trabaja, un 24,7% afirma que está en proceso de llevarla a la práctica y un 8% que aún no se ejecutó.

En tanto que siete de cada 10 docentes sostuvieron que en el establecimiento educativo donde trabajan ya se confeccionó una regulación interna sobre el uso de celulares y solo el 5% afirmó que aún no comenzó su elaboración. Además, la mitad de los docentes encuestados indicó que la cantidad de tiempo en que los estudiantes tienen permitido usar el celular durante la jornada escolar disminuyó después de implementarse la regulación y un 12,3% sostuvo que el tiempo no se modificó.

Al igual que los docentes, casi la totalidad de los 40 directivos que participaron, un 97,5%, advirtió que el uso de celulares constituye una problemática que genera problemas de atención y participación de los estudiantes en el aula, al tiempo que todos indicaron conocer la regulación establecida desde el gobierno porteño.

El 85% señaló que ya la está implementando, mientras que un 15% expresó que está en proceso. Un 62,5% de los directivos advirtió que la cantidad de tiempo en que los estudiantes tienen permitido usar el celular en la escuela disminuyó desde la medida. Entre ellos un 73,5% dijo que los alumnos prestan más atención en clase, en tanto que más de la mitad dijo que los estudiantes conversan más entre ellos y más del 30% que se aburren más.

En cuanto a la aceptación de la medida, para los directivos, los docentes son quienes se encuentran más conformes seguidos por las familias. En tanto que afirmaron que el nivel de conformidad con la regulación es medio entre los estudiantes.

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