Vélez Sarsfield y Talleres comparten la cima de la tabla de posiciones del Torneo de la Liga Profesional, y también la idolatría por un mismo futbolista. Daniel Alberto Willington, santafesino de nacimiento y cordobés por adopción, tiene su estatua en hall principal del club de Liniers y una tribuna con nombre propio en el Estadio Kempes, la popular que identifica la ubicación histórica del público albiazul en el mundialista cordobés.
El Fortín y la ‘T’ acumulan 48 puntos en el actual certamen de Primera División de la AFA y son los principales candidatos para dar la vuelta olímpica el domingo por la noche, luego de que se jueguen los partidos definitorios de la 27° y última fecha, programados para las 19.30.
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Huracán de Parque Patricios, tercero en discordia en la lucha por el campeonato con 46 unidades, también supo tener en sus filas al ‘Famoso Cordobés’, ‘el Loco’ o ‘el Daniel’, ese talentoso mediocampista al que el mismísimo ‘Rey’ Pelé aludió como “el mejor jugador del mundo”, luego de enfrentarlo en un amistoso con el Santos de Brasil. O ‘el Exorcista’, como alguna vez lo definió el entrañable ‘Negro’ Roberto Fontanarrosa.
Ídolo popular
No hizo falta balotaje. El escrutinio arrojó una amplia victoria a favor de Willington en la votación que -a instancias de un diario local- los hinchas de Talleres realizaron para elegir el nuevo nombre de la Popular Norte, el histórico refugio de los parciales del club de barrio Jardín. El gobierno provincial recogió el guante y convirtió aquella encuesta en ley, mientras hacía reformas en ‘el Chateau’ para la disputa de la Copa América 2011.
En la ‘T’, Willington tuvo dos etapas como futbolista y algunas más como entrenador. En la primera albiazul debutó con 16 años, el 7 de junio de 1959, con su padre Atilio (‘el Toro’) dando las indicaciones desde el banco de suplentes. Fue triunfo 5-2 ante Huracán de barrio La France, en La Boutique, por la última fecha del Torneo Preparación de la Liga Cordobesa de Fútbol. Dos años más tarde, ‘el Daniel’ fue transferido a Vélez.
Qué tiene que pasar para que Talleres se quede con toda la gloria
Amadeo Nuccetelli, emblemático presidente de Talleres, lo repatrió en 1973 para integrar un equipo que fue sensación en los Campeonatos Nacionales. “Cuando llegué al club me encontré con un tipo grandote, que parecía Kennedy, y que jugaba como los dioses”, recordó Daniel Valencia, otra gloria albiazul y campeón mundial en 1978, en una reciente entrevista.
En Talleres, Willington jugó 168 partidos y ganó 17 títulos en dos etapas diferentes. Como entrenador, ascendió al Albiazul en la temporada 1993/1994.
Con la camiseta de la ‘T’, Willington se desempeñó hasta 1978, completando 168 partidos, 66 goles y 17 títulos. De su segunda etapa como jugador albiazul se recuerda el gol de tiro libre que le marcó a Belgrano en el Gigante de Alberdi, por la final de un Torneo Oficial cordobés. De aquel célebre tanto se cumplieron cincuenta años el pasado 21 de agosto.
“Sacudida por una descarga eléctrica, cuya intensidad hubiera servido para nivelar el déficit de Epec, la pelota recorrió los 40 metros que la separaban del arco, atravesó con la gracia de un delfín la línea que separa la gloria del fracaso y, al clavarse en el rincón de las arañas, desencadenó un huracán de fuegos artificiales”, inmortalizó aquella jugada el escritor Daniel Salzano.
Formando dupla técnica con José Trignani, Willington devolvió a Talleres a la Primera División, dirigiendo una recordada final con Instituto en 1994.
Dale la ‘V’
“Fue amor a primera vista”. Así describe el sitio oficial de Vélez el vínculo entre el club de Liniers y Willington, en una nota que recuerda del debut oficial del ‘Cordobés’ con la camiseta de la ‘V’ azulada: el 25 de marzo de 1962, en la derrota 0-4 como visitante frente a Huracán de Parque Patricios.
“De porte esbelto, glamoroso para el juego, el Daniel era el número ‘10’ clásico, el enganche, el creativo, función con riesgo de extinguirse. Era dueño de un patrimonio genético que incluía una batería de atributos envidiable: gol, panorama, una gambeta lujosa y pragmática, guapeza, una precisión quirúrgica para la asistencia y el pase corto y largo, y una pegada extraordinaria”, señala la reseña, en alusión al talentoso exfutbolista.
“Completaba todas estas cualidades con un perfil humano en el cual resaltaban su tonada cordobesa, su carisma, su indolencia (un rango característico en los talentosos, su espíritu cultor de amistades. Para muchos fue el mejor jugador de campo de nuestra historia, el de mejor técnica, el de mayores recursos estéticos”, completa la semblanza.
En Vélez, ‘el Daniel’ jugó 211 encuentros entre 1962 y 1970. Fue el jugador más destacado del equipo que logró el histórico campeonato del Nacional 1968. También dirigió al elenco de Liniers.
Willington fue el ícono del equipo que ganó el primer título profesional de la historia de Vélez, el Campeonato Nacional 1968. En diciembre de 2018, en coincidencia con las bodas de oro de aquel histórico logro, la entidad de Liniers presentó una escultura del ‘10’, que se sumó a las figuras de Carlos Bianchi, José Luis Chilavert y José Amalfitani, el emblemático dirigente que fue artífice del desembarco del ex Talleres. “Don Pepe tenía un trato preferencial hacia mí, él no fue un presidente, fue como un padre; y yo era para él como su hijo, no un futbolista”, supo decir ‘el Daniel’.
En la institución velezana, Willington permaneció hasta 1971, antes de emigrar al Veracruz de México. Volvió en 1978 para retirarse con la camiseta del club y completar una carrera de 211 encuentros y 68 tantos. En 1980 volvió a Liniers para dirigir al equipo. “Realizamos una aceptable campaña”, sostuvo sobre su paso como DT de Vélez, donde hizo debutar al ‘Cholo’ Diego Simeone, el actual entrenador del Atlético de Madrid.
Vuelta en Globo
Luego de aquella experiencia en el fútbol azteca con ‘Los Tiburones Rojos’, Willington regresó al fútbol argentino. Huracán fue la escala previa al retorno a Talleres, que incluiría un préstamo a Instituto para jugar el Nacional ’73 con el recordado equipo cuya línea ofensiva completaban Osvaldo Ardiles, José Luis Saldaño, Mario Kempes y Alberto Beltrán.
Al ‘Globo’, el santafesino llegó en 1972 con el aval del entrenador César Luis Menotti, quien al año siguiente lograría con el elenco de Parque Patricios el título que lo catapultó al cargo de seleccionador nacional. Una suspensión de siete fechas, a causa de una expulsión, condicionó la estadía de Willington en el elenco ‘quemero’, donde alcanzó a jugar ocho partidos, sin anotar goles. “Mi paso por ese club fue un martirio”, dijo alguna vez.
Después de una experiencia en México, Willington retornó al fútbol argentino en 1972. Apenas ocho partidos alcanzó a jugar con la camiseta de Huracán de Parque Patricios, bajo la conducción de César Luis Menotti.
Aunque a su desembarco en Huracán se lo atribuye a la influencia del exboxeador Oscar Natalio Bonavena, célebre hincha del club porteño, Willington desmintió varias veces el mito popular de que fue ‘Ringo’ quien le compró la ficha.
“Esas eran todas mentiras. Ringo venía de un año sin pelear, y yo venía de un año de estar afuera. Nunca puso un mango ni fue dueño de mi pase. Él le preguntó a Menotti si me quería en el plantel, y ‘el Flaco’ dijo que sí; nada más que eso. Yo arreglé personalmente con el club, pero al final no cobré nada. Después tuve la suerte de volver a Talleres y empezar de nuevo”, dijo ‘el Loco’ en una charla con Infobae.
Lo que no desmiente Willington es su estrecho vínculo con el excampeón argentino de pesos completos, a quien acompañó en la histórica pelea ante Muhammad Alí en el Madison Square Garden de Nueva York, el 7 de diciembre de 1970. “A Ringo lo conocí en el boliche ‘La bola loca’, que era del padre del cantante Piero, en la calle San Martín. Andábamos de caravana un domingo por la noche. Jugamos al bowling y Oscar estaba ahí. Me apostó una botella de Chivas (un whisky). Y le gané en todo. Ahí nació nuestra amistad. Cuando le tocó pelear con Alí en Nueva York, yo estaba en México y me vino a buscar con su auto. Y cada vez que viajaba a Córdoba, se quedaba en mi casa”, contó el exfutbolista.
La Definición del Campeonato
- Vélez Sarsfield (48 puntos y +20). Si le gana a Huracán, prácticamente se asegura el título, por su amplia diferencia de goles respecto a Talleres. Si empata, deberá esperar que el Albiazul iguale o pierda frente a Newell´s para consagrarse. Si pierde, será superado por el Globo y también podría quedar debajo de la ‘T’.
- Talleres (48 puntos y +9). Si vence a Newell´s, deberá hacerlo por una diferencia muy amplia o esperar que Vélez empate o pierda con Huracán para lograr el campeonato. Si empata, cualquier resultado del encuentro entre el Fortín y el Globo lo deja en el segundo puesto. Si pierde, podría terminar el campeonato como escolta (si Vélez gana o empata) o en el tercer puesto (si Huracán es el vencedor en Liniers).
- Huracán (46 puntos y +12). Si derrota a Vélez, superará al conjunto de Liniers en la tabla de posiciones pero deberá esperar que Talleres no salga airoso en su compromiso ante Newell´s. Cualquier otra combinación lo dejará en el tercer puesto del campeonato.