El Fondo Monetario Internacional (FMI) confirmó esta semana que se encuentra negociando con la Argentina un nuevo programa, que implicaría desembolsos millonarios en los primeros meses de 2025.
Clarín consultó a tres economistas sobre sus perspectivas de un posible acuerdo y las condicionalidades que podría tener el país. Es posible que la Argentina acceda a «fondos frescos», pero el dinero no alcanzaría para tener una salida rápida de los controles de capitales (cepo al dólar).
Miguel Kiguel, director de la consultora Econviews, dijo: «Es posible que el FMI preste 20.000 millones de dólares, pero no como nueva exposición. La actual exposición de la Argentina al Fondo es de US$ 43.000 millones, y en 2018 se le había aprobado al gobierno de Mauricio Macri unos US$ 57.000 millones. No me sorprendería que se pueda llegar a ese número como máximo a lo largo de los años, y que otra parte del dinero sea para repago de programas anteriores».
«Podemos esperar que entre 2025 y una parte del 2026 entre plata fresca adicional por entre US$ 10.000 a US$ 12.000 millones. Tener más reservas y un programa con el FMI ayuda a salir del cepo y generar más confianza, pero eso no quiere decir que apenas llegue el dinero la Argentina vaya a levantar sus controles o dejar flotar al dólar, porque no está garantizado que el proceso sea tranquilo», aclaró Kiguel.
Por su lado, Carlos Melconian, vicepresidente de Macroview, sostuvo: «Veo posible que haya acuerdo, no sé el monto. La deuda del FMI es un 25% del total de la deuda en dólares de la Argentina, por lo que el país va a tener durante muchísimos años la necesidad de estar en un programa con el organismo hasta que pueda haber un repago real».
«Entre las variables que serán claves están el monto del acuerdo, el desembolso inicial y los plazos, que van a variar mucho según el tipo de programa al que se pueda acceder. Lo fiscal va a ser lo más fácil, pero en lo cambiario y monetario el Fondo va a querer dejar por escrito una definición concreta de política, posiblemente una convivencia más que una competencia de monedas, que es algo muy distinto de la dolarización«, analizó Melconian.
«No hay ninguna chance de liberar el dólar y que haya una flotación cambiaria en lo inmediato, pero debería quedar establecida una agenda para ir hacia ese camino, con un único régimen cambiario hacia adelante a partir de una recomposición de las reservas en el Banco Central (BCRA), que va a llegar recién hacia el final de esta gestión de Javier Milei», evaluó.
Y agregó: «No hay un monto para desarmar el cepo, pero el objetivo debería ser cerrar el 2025 con reservas netas en 0, sin brecha cambiaria y sin dólar blend«.
A su turno, el ex ministro de Economía Martín Guzmán (2019-2022) planteó: «El Gobierno y el FMI van a argumentar que un aumento de la deuda con el Fondo sería usada para fortalecer las reservas y poder remover los controles cambiarios. Pero si esos fondos no se pueden tocar entonces no hay un real fortalecimiento de las reservas relevantes. Y si se pueden usar, se abrirá la puerta a volver a financiar una salida de capitales, en caso de que las expectativas cambien. Eso ya pasó con la deuda que tomó el gobierno de Mauricio Macri con el FMI».
Para Guzmán, un acuerdo con fondos frescos sería un «seguro» para mantener la capacidad del Gobierno de mantener su política cambiaria en el año de las elecciones –evitar una devaluación-, «al costo de aumentar la deuda externa del país con el más condicionante de todos los acreedores, que puede no ser un problema para el proyecto económico y político actual, pero sí para otras alternativas».
Por último, alertó que «los mayores fondos de inversión internacionales creen que un incremento de la deuda con el FMI disminuye las posibilidades de acceso al mercado de crédito» de la Argentina, «porque el FMI es el acreedor con estatus preferencial, el que siempre está primero en la fila para cobrar».
«Nadie quiere estar detrás en la fila para cobrar de alguien a quien se le debe mucho. Quienes ya tienen bonos ven la llegada de nueva deuda con el FMI con buenos ojos si piensan que se puede usar para asegurar su repago, aunque en 2025 ni siquiera hace falta, dadas las perspectivas de la balanza cambiaria. Pero se ahuyentaría a quienes podrían dar nuevo financiamiento de mercado», anticipó.