Se sabe: uno de los lugares de poder de la casa de Gran Hermano es la cocina, un espacio que desde el arranque de esta edición del reality se lo agenció Sandra Priore, la pescadora de La Plata. Sin embargo, el reinado de Sandrita en el corazón del hogar ha concluido, por una sencilla razón: su comida no gusta.
Las quejas sobre los sabores y técnicas que Sandra emplea para alimentar a los hermanitos empezaron a acumularse. A sus espaldas, los jugadores comenzaron a desquitarse y a criticar sin filtros el asco que les da cómo cocina la mujer que, para otros, se puso al hombro la dura tarea de darles a todos de comer.
«Ella nunca me dijo que mis empanadas estaban ricas cuando cociné yo y yo siempre le digo que cada cosa asquerosa que hace está rica», arrancó Andrea Lázaro con la lista de quejas en la galería. En tanto que Sopa anunció: “No puedo comer más su comida”. «Parece caca de hámster, no sabe cocinar», lanzó Andrea.
Para tirar más leña al fuego, Petrona (histórica rival de la pescadora), aseguró que había agarrado a Sandra pasándole saliva a las tapas de las empanadas al notarlas muy secas.spantada, Sopa agregó: «Yo hoy la polenta la comí con idea pero dije: ‘Bueno, no lo quiero pensar porque no sé qué tiene la carne'».
LA DECISIÓN FINAL SOBRE LA COCINA DE GRAN HERMANO
Luego de mucho debatir, las chicas decidieron encarar a Sandra Priore para ponerle punto final a su estancia en la cocina de la casa. “Pensamos que no haya un sólo encargado en particular de la cocina sino que todos cocinemos, participemos y nos sintamos involucrados”, le dijo Sofía.
“Está bueno que todos seamos dueños de todo», agregó Sopa, a lo que Sandra, visiblemente molesta y a la vez triste con el planteo, reflexionó sobre lo sucedido con sus compañeros: «Terminé siendo un sargento y hoy me tienen miedo».