jueves, 9 enero, 2025

Claribel Medina: su charla con María Valenzuela, qué le pidió su ex Pablo Alarcón en el hospital y la adicción que padeció

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MAR DEL PLATA.- “Cerca del mar, siempre”, dice Claribel Medina, mientras se dispone a almorzar y, realizar, en simultáneo, la entrevista con LA NACION. La actriz se encuentra en esta ciudad como parte del elenco de la comedia Tom, Dick & Harry, que se ofrece en el Teatro América y es protagonizada por Mariano Martínez, Yayo Guridi y “Bicho” Gómez, bajo la dirección de Nicolás Cabré.

Aunque más frío y menos caribeño que el océano que rodea a su San Juan de Puerto Rico natal, aquí encuentra en el aire marítimo un entorno muy propicio. “Durante el año vengo muy seguido, porque mi hija Antonella es alpinista en Sierra de los Padres, cerca de aquí, así que la acompaño y vivo con ella y sus amigos en la misma casa; soy muy aventurera y me encantan esas experiencias”.

Hace 35 años que está radicada en Argentina, más de la mitad de su vida, por eso reconoce que, cuando habla con sus coterráneos, su acento se escucha muy “porteñizado”. Sin embargo, su decir tiene una cadencia especial que revela sus orígenes. “Con el paso del tiempo se te borran los modismos, pero, si me quedo una semana en Puerto Rico, inmediatamente recupero un montón de cosas”.

-¿Volverías a vivir en tu país natal?

-Qué pregunta tan difícil, no lo sé, no creo. Amo a mi lugar, pero me siento tan argentina, tengo a los dos países en mi corazón. Tengo dos hijas nacidas acá.

-¿Cuándo caminás por Puerto Rico, te sentís extranjera o local?

-Local. Las casas que habité no están más, pero si los lugares, como El Yunke, donde pasé mi infancia.

-¿Fue un inconveniente tu acento para insertarte en el espectáculo argentino?

-No lo sentí así, estaba recién llegada y, como siempre me gustó investigar, me metía en los bares para escuchar cómo se peleaban los argentinos y luego, salían abrazados como si nada y planeando un asado.

-¿Así somos?

-Sí, la Argentina es pasional.

-¿Qué más hacías para insertarte en nuestra lógica?

-Me metía en las disquerías para escuchar folklore y rock nacional y, de esa forma, entender la cultura local; veía los programas de (Alberto) Olmedo y, al mismo tiempo, estudiaba con Carlos Gandolfo en el Teatro Nacional Cervantes.

-Entonces, el acento portorriqueño no fue traba.

-Cuando hacía castings era un conflicto para los demás, pero, para mí, no era un impedimento. No tenía esa “persecuta”, entonces, no me hacía daño.

A Claribel Medina, la cercanía de las aguas marplatenses la conecta con sus orígenes boricuas Mauro V. Rizzi

Medina trabajó en la telenovela Zíngara, con Andrea del Boca, y allí fue vista por el autor Rodolfo Ledo y por el actor Guillermo Francella, quienes la convocaron para formar parte de Naranja y media: “Luego de esa tira, donde hice de la hermana porteña del más porteño de los porteños, comencé a encabezar”. Aquel primer papel estelar se dio en la ficción Como vos y yo.

En menos de una década, la actriz construyó una carrera de notable popularidad. Una épica de gran esfuerzo ya que, puertas adentro, debía cuidar de sus dos pequeñas hijas, frutos de su relación con el actor Pablo Alarcón.

-Hablemos de desarraigo. Desde extrañar afectos hasta sabores y aromas, imagino que habrás pasado por todo.

-Eso es lo loco de esta puertorriqueña argentina. En mi casa, mis hijas comen comida boricua, pero también cocino recetas de acá. Y se escucha la música de Puerto Rico, quizás más que la de Argentina.

Se fue de su tierra en pleno éxito, con una carrera artística instalada. “En el aeropuerto, cuando vi los ojos de mis padres y los míos, supe que me estaba yendo para siempre. Partí muy enamorada y había una intuición; a eso lo llamo ‘despertares’”.

-Entonces, ¿cómo transitaste el desarraigo?

-No eran tiempos de redes sociales, así que lo más complicado fue desprenderme de los afectos, es muy difícil sostener una amistad a la distancia. Tampoco había un padre cerca que, si se enfermaba, podía asistirlo.

-Tus hijas se criaron sin esa imagen.

-Las niñas no tenían una abuela o una tía cerca y yo no contaba con nadie que me ayudara cuando tenía que salir a trabajar, porque Pablo era huérfano y casi no tenía familia.

Claribel Medina y Pablo Alarcón; el matrimonio tuvo dos hijas y se separó en 1998Instagram

En 1998 se separó de Pablo Alarcón, justo cuando su vida profesional estalló y rebalsaba de ofertas. “Soy muy pasional, obsesiva y organizada y eso me permitió salir adelante. Tengo una manía, uso libretas y cada libreta tiene un título”.

-¿Libretas?

-Sí, una para cada cosa, “creatividad”, “arte”, “hogar”, “filosofía”, “médicos”, “novelas”, “teatro”, “obligaciones”.

-Como una agenda repartida.

-Cada cual tiene su sistema, a mí ese me funcionó.

A pesar de haber encontrado su propia organización doméstica efectiva, la remembranza de los suyos fue un peso: “Cuando el desarraigo me comenzó a doler, me aferré a la música. Viajé a Puerto Rico a buscar las canciones de mi infancia, lo que escuchaba en la juventud. Me la traje y armé mi primer espectáculo musical, junto a Rita Cortese, que se llamó Ojalá te enamores”. Luego llegó Las Gardenias y Gardenias y gladiolos, una mixtura entre salsa, bolero y tango de cariz autobiográfico. Hoy está al frente de La Gozabanda.

El tiempo pasó, se separó de su marido y sus hijas crecieron. Hoy, María Agostina vive en Florida, Estados Unidos, donde estudia edición y producción de radio, cine y televisión, y va camino a obtener una licenciatura. Y Antonella se aferra al deporte y la actuación.

En Cantando 2020, Claribel Medina y Agostina Alarcón compartieron su afición por el arte y cantaron «Cosas del amor»

-¿Fue dura la separación?

-¿Con Pablito?

-Sí.

-Sí, claro. Toda separación es dura, sobre todo cuando hay hijos, es bien complicada. Si uno es buena persona, hubo amor, pero se creció de manera diferente, con el tiempo, se logran bajar los dolores, los rencores y, sobre todo, el ego, ya que es un problema no saber perdonar. Hay gente que olvida esa sanación y sigue adelante, pero, luego, el cuerpo y la cabeza les pasan factura. Como con Pablo somos dos personas de bien, la fuimos piloteando hasta llevarnos bien. Tenemos hijas, así que vamos a ser familiar toda la vida. Siempre hemos privilegiado a las chicas, ellas por sobre nosotros y nuestros desentendimientos.

-El año pasado lo acompañaste cuando se sometió a una intervención cardiológica de riesgo.

-Sí, porque él lo permitió.

-Su cuadro de salud fue de gravedad. ¿Cómo lo transitaste?

-Fue una operación a corazón abierto, con algunas complicaciones y una internación larga, eso nos asustó mucho. Tuve miedo a su muerte«>Tuve miedo a su muerte, pero, como Pablo tiene mucho humor, cuando me veía con cara dramática me echaba de la habitación. Me decía “te vas, acá no se viene a llorar”. Había algo de su fortaleza que nos hacía poner de pie. Ese momento me enseñó que nadie tiene la verdad, quién sabe cuánto tiempo nos queda. Es una cuestión de fe, de luchar y de querer seguir. Ver que él que no estaba cansado de la vida, que quería seguir, fue una lección.

-Más allá de ese momento crítico de tu exmarido, ¿cuáles fueron los “cachetazos” más fuertes que te dio la vida?

-Uno de ellos fue la muerte de mi papá. Justamente, también estaba trabajando en Mar del Plata, así que llegué a Puerto Rico para el tramo final de su vida. Luego me pude quedar para resolver cuestiones de familia y asistir a mi mamá.

-¿Llegaste a poder charlar con él?

-Sí, hubiese sido muy doloroso y difícil de superar no poder hacerlo, no haber llegado a tiempo.

Luego de la estadía de varios meses para estar cerca de su madre, regresó a la Argentina: “Mis hijas, que estaban en plena adolescencia, me pasaron factura. Me encontré con cierta rebeldía. ¿Por qué te fuiste? ¿Cuál es tu prioridad? Por más que uno lo hable, eso sucede”.

-¿Te lo plantearon abiertamente?

-No, pero sí desde el comportamiento. Lo tuvimos que transitar con paciencia y pudimos recuperar ese tiempo.

Claribel Medina aprovechará su estadía en Mar del Plata para seleccionar el repertorio de su próximo espectáculo musicalMauro V. Rizzi

En 2019, en el programa PH, todos podemos hablar (Telefe), conducido por Andy Kusnetzoff, la actriz confesó que había sufrido la adicción al alcohol y describió su proceso de resiliencia. “Hubo gente que se sorprendió, otros que se decepcionaron y muchos que celebraron mi recuperación; por supuesto, en el entorno de mi familia era sabido y hablado”.

-¿Por qué decepcionarse ante la enfermedad de otra persona?

-No hay que tomar lo malo de quien se decepciona. En las redes se puede decir cualquier cosa, pero hay que correrse de eso, porque el ego te hace pensar que podés causar un efecto sobre el resto de las personas. Ante el no entendimiento del otro, hay que correrse.

-Pero nadie se decepciona con una persona que, de pronto, transita un cuadro de diabetes.

-Porque la diabetes es una enfermedad aceptada, pero toda enfermedad que tiene que ver con la salud mental y con las adicciones siempre es cuestionada. Incluso, hay adicciones mejor vistas que otras.

-¿Cómo se sale? ¿Cómo saliste?

-Cuando se está en un proceso de sanación hay que ir muy a fondo, muy abajo, para descubrir de dónde viene el problema.

-Tratar de decodificar qué se dice a través de la adicción.

-Exacto, qué estoy tapando, que no puedo solucionar, cuál es el detonante, qué no me animo a decir, en qué necesito ayuda.

-Un trabajito.

-Pero si vas a fondo, te hace crecer mucho.

-Imagino que hubo gente que se sintió muy empatizada con tu mensaje.

-Me escribían en el Instagram contándome casos muy cercanos y experiencias personales; me consultaban dónde debían dirigirse para pedir ayuda. Fue muy bonito.

-¿Respondías?

-Claro. Y siempre les aclaraba que les brindaba mi experiencia personal y pasos a seguir que me sirvieron a mí.

-¿Por ejemplo?

-En primer lugar, hay que buscar un grupo de pertenencia, luego no abandonar, insistir en esa ayuda y permanecer, y no tomar nada como personal. Por supuesto, es fundamental ir a un psicólogo. Para mí, todo ese trabajo fue de mucho crecimiento e hizo que me corriera de las cosas feas que podrían decirse.

-¿Es un día a día? ¿Cómo te sentís hoy?

-Me siento bárbara, pero no pasa un día en el que no piense que es “solo por hoy”. Trabajé mucho para estar bien, aunque jamás diré “soy una superada”, porque, cuando se toca fondo y se conoce qué es eso que hace daño, está ahí para siempre; por eso deberé estar atenta para toda la vida. Hoy, por suerte, ya no me pasa que, si alguien se sienta al lado mío y se sirve una copa, me crea un conflicto. Trabajé mucho para que no me sucediera.

Claribel Medina no duda en pensar en voz alta el calvario atravesado y, con su testimonio, ayudar a otras personas que padecen lo que ella transitóMauro V. Rizzi

-No habrá sido fácil.

-El proceso de sanación es duro y la negación, que es el proceso de la adicción, es espantoso, lo que pasa es que no sabés que estás dentro de una adicción hasta que lo reconocés.

-Una adicción, además, afecta lo vincular, lo social y lo laboral.

-En ese momento, no te da para pensar en los vínculos. Además, no hay que poner el peso en la cabeza del otro, sino ir a fondo con uno mismo.

-¿Qué pasó con el medio cuando lo contaste? ¿Faltó trabajo?

-No me detuve a pensar si se detenía el teléfono, porque no me sumaba.

-Era más importante estar sana que las ofertas laborales que pudieran aparecer.

-Lo más importante era que estuviera bien mi núcleo familiar y yo, y luego Dios proveyó.

En el escenario del teatro América de Mar del Plata interpreta a la Sra. Potter, una mujer exigente que llega para inspeccionar la vida de un matrimonio que busca adoptar un bebé. El futuro padre de familia -interpretado por Mariano Martínez– padecerá la llegada de la autoridad oficial ya que sus hermanos -a cargo de Yayo Guridi y “Bicho” Gómez– harán todo lo posible para convertir la casa en un caos disparatado.

El personaje que interpreta Claribel Medina, con presencia escénica y sus grandes dotes de comediantes, originalmente estuvo a cargo de María Valenzuela, quien primero se ausentó de la compañía cuando sufrió un accidente automovilístico en junio del año pasado y, a poco de reincorporada, padeció un cuadro de estrés para el que requirió de ayuda emocional en un centro de salud especializado.

-¿Hablaste con María Valenzuela?

-Sí, le envié mensajes, le desee que se mejorara, que se tranquilizara y le dije que todo estaría bien. Más allá de eso, preferí dejarla tranquila, porque cuando alguien necesita un espacio de silencio hay que respetarlo. En estos casos, la discreción es fundamental.

-Fuiste conductora de formatos como Cuestión de peso, La gran propuesta, El show del problema, Doce corazones, Solos y solas, Tarde de brujas. ¿Qué te posibilita ese rol y cuánto depositás de la actriz en ese espacio?

-Es una herramienta, me permito el desparpajo y el ridículo. No soy la única que lo hace, también están Georgina Barbarossa, Andrea Politti y Carina Zampini.

-¿Harías streaming?

-Por supuesto, todo se modificó mucho, es difícil aceptar algunos cambios, pero hay que hacerlo. El mundo nos lleva a la globalización y el cambio y no hay que quedarse afuera, aunque ¿qué más quisiera yo que volviese la ficción? Adoraría hacer una tira o un unitario.

-¿Sos consciente del cariño que te tiene el público argentino?

-Siento un amor muy profundo, la gente me hace sentir que pertenezco a su barrio y que puedo entrar en sus casas y compartir la comida.

Tom, Dick & Harry. Funciones: de martes a domingos en el Teatro América (Luro y Corrientes, Mar del Plata).

Agradecemos al Mercado Nacional (Primera Junta 282, Mar del Plata)

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