jueves, 20 febrero, 2025

El gigante de Asia: cómo China pasó de ser un país rural y pobre a una de las potencias más importantes del mundo

Cuando en los medios o en los libros de historia de menciona una potencia mundial, siempre pensamos en países con años de bienestar económico que supieron aprovechar sus recursos naturales y convertirlos en una economía funcional y próspera para los ciudadanos.

Sin embargo, ese no es el caso para todos los grandes. Considerado «el gigante de Asia», China comenzó a crecer en un suelo poco fértil, donde la desigualdad y la pobreza extrema abundaban. Sin embargo, un cambio de enfoque marcó un antes y un después en la economía china.

Los comienzos de China

A mediados del siglo XX, China era un país predominantemente agrario, con una economía basada en la subsistencia y una infraestructura escasamente desarrollada. Tras la fundación de la República Popular China en 1949, el gobierno de Mao Zedong implementó un modelo económico de planificación centralizada inspirado en la Unión Soviética.

El «Gran Salto Adelante«, de 1958 a1961, fue una de las primeras grandes estrategias para transformar el país en una potencia industrial. Sin embargo, la colectivización forzada y las políticas mas ejecutadas llevaron a una profunda crisis económica y una hambruna que cobró millones de vidas. Luego, la «Revolución Cultural», ocurrida entre 1966 y 1976, sumió aún más a China en un estado de inestabilidad política y estancamiento productivo.

Durante estas décadas, la economía china dependía casi exclusivamente de la agricultura y de una industria pesada controlada por el Estado. La inversión extranjera estaba prácticamente prohibida y la innovación tecnológica era escasa. China permanecía aislada de los mercados globales y su PIB per cápita estaba muy por debajo de la media mundial.

China

El cambio

Tras la muerte de Mao en 1976, China inició un proceso de transformación bajo el liderazgo de Deng Xiaoping. A finales de los años 70, el país estaba en crisis y era evidente que el modelo comunista ortodoxo no funcionaba. Deng impulsó una serie de reformas económicas que sentaron las bases del crecimiento que vendría en las siguientes décadas.

En 1978, se lanzó la «Reforma y Apertura», un conjunto de medidas destinadas a modernizar la economía:

  • Descolectivización agrícola: Se permitió a los campesinos trabajar sus propias tierras y vender sus productos en el mercado, lo que aumentó significativamente la producción agrícola.
  • Creación de Zonas Económicas Especiales (ZEE): Ciudades como Shenzhen se convirtieron en laboratorios del capitalismo, atrayendo inversión extranjera con incentivos fiscales y regulatorios.
  • Apertura al comercio exterior: China empezó a integrarse en la economía mundial, permitiendo importaciones y exportaciones con menos restricciones.
  • Flexibilización del control estatal sobre las empresas: Aunque las industrias estratégicas siguieron en manos del gobierno, se permitió el desarrollo del sector privado.

Estas medidas dieron frutos rápidamente. En la década de 1980, el crecimiento anual del PBI se aceleró y la calidad de vida de los chinos comenzó a mejorar. En los años 90, con el liderazgo de Jiang Zemin, China profundizó su proceso de apertura, privatizó numerosas empresas estatales y avanzó en la transformación de su economía en una de mercado.

El ingreso de China a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001 marcó un hito en su ascenso global. A partir de entonces, el país se convirtió en la «fábrica del mundo», con un crecimiento sin precedentes basado en la manufactura, la exportación y la inversión en infraestructura.

La actualidad china

En las últimas dos décadas, China consolidó su posición como la segunda economía más grande del planeta, solo detrás de Estados Unidos. Sin embargo, su modelo económico evolucionó significativamente.

puerto china.avif

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Hoy, China ya no es solo un país de bajos costos de producción, sino que avanzó en la innovación y el desarrollo tecnológico. Empresas como Huawei, Tencent, Alibaba y BYD son líderes globales en sectores como telecomunicaciones, inteligencia artificial y vehículos eléctricos.

Además, China lanzó iniciativas de infraestructura ambiciosas como la Iniciativa de la Franja y la Ruta (Belt and Road Initiative), con la que busca expandir su influencia económica en Asia, África y Europa a través de megaproyectos de transporte y energía.

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