La Unión Industrial Argentina (UIA) salió a cuestionar la decisión del gobierno de autorizar la importación de maquinaria usada, con el argumento de que atenta contra la seguridad de los trabajadores.
En un texto señalaron que «autorizar el ingreso de maquinaria usada -que no pasa por los controles técnico, de calidad y seguridad a los que es sometida la producción nacional– constituye un riesgo para la seguridad de los trabajadores y calidad de los productos así como una competencia absolutamente desleal».
«El Certificado de Importación de Bienes Usados (CIBU) no era una barrera para evitar la competencia externa sino una forma de evitar que Argentina reciba descartes y material obsoleto de otras industrias», puntualiza la UIA.
En ese sentido, señalan que «su derogación es un retroceso en las políticas de calidad y configura una competencia absolutamente desigual y un desincentivo a la modernización de la industria argentina en momentos donde el mundo defiende sus industrias estratégicas».
Para la entidad, «la actual agenda de apertura comercial debe incluir en simultáneo la resolución de los problemas sistémicos de competitividad del país, de manera de reducir el “costo argentino” sin poner en riesgo el desarrollo económico del país y el empleo».
El sector metalmecánico en Argentina está compuesto por más de 20.000 empresas, en su mayoría PyMEs, emplea a más de 300.000 trabajadores de forma directa y es responsable del 5% del PBI Nacional y 25% del Industrial.
En los últimos años exportó, en promedio, US$ 5.000 millones anuales y se trata de una actividad con gran presencia en todo el país, aunque con mayor participación en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba y Mendoza.
En la misma la que la UIA se manifestó el presidente de ADIMRA, Elio Del Re, advirtió que “la actividad metalúrgica se verá afectada por la decisión de eliminar el Certificado de Importación de Bienes Usados (CIBU), ya que permitir la adquisición de estos bienes desalienta la inversión en tecnología de fabricación nacional, impactando negativamente en las empresas locales, comprometiendo su capacidad para competir y desarrollarse, junto al grave impacto en materia de seguridad, afectando a la salud de las personas y calidad para los usuarios que adquieran dichos productos” y enfatizó que «todo país desarrollado tiene una industria metalúrgica fuerte, y nosotros no podemos dejar de tenerla”.