El expediente de la causa Vialidad tiene sesenta cuerpos con un total de 12 mil fojas más 150 cajas con documentación adicional. Solo el fallo de la Cámara de Casación condenando a Cristina Kirchner cuenta con más de 1.500 páginas.
¿Cuántas personas estudiaron a fondo esa causa? Los jueces y fiscales que intervinieron, los abogados involucrados, algunos políticos y juristas, los periodistas judiciales más serios. ¿Serán cincuenta personas, quizá cien?
La cobardía bien entendida. Sin embargo, desde el inicio de este proceso, la enorme mayoría de los políticos, abogados, analistas y comunicadores, además de las personas comunes, opinaron como profundos conocedores de la compleja trama que se investigaba.
Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Ahora que la Corte la sentenció, al menos quienes aseguraban que estaba probada su culpabilidad podrán decir que se hizo justicia. En el sentido de que la Justicia ratificó lo que todos ellos ya sabían. Para el resto, era y seguirá siendo inocente.
Ninguno necesitó leer una foja para confirmar sus sospechas. Como dos países enfrentados por una guerra ancestral, incapaces de reconocer las razones y la existencia del otro. Uno que llora la prisión de su líder, recordando los buenos tiempos de sus gobiernos. Y el país de enfrente que celebra con burlas hacia la familia Kirchner y a quienes la defienden.
Cada país retroalimenta sus creencias a través de sus respectivos canales, diarios y radios; que reemplazaron al periodismo por la pasión militante.
La táctica de un frente para luchar contra líderes extremos tuvo éxito en Brasil, Francia y Alemania…
Esta editorial, a través de medios como el diario PERFIL y la revista Noticias, fue la primera (y durante años la única) que investigó la corrupción durante el kirchnerismo, con tapas que se hicieron célebres. Por eso sufrimos tantas persecuciones. Similares a las del menemismo y casi tan graves como los actuales aprietes de Milei.
Pero hoy, que una expresidenta y exvicepresidenta vaya a prisión no deja demasiado margen para el festejo. No solo por el legítimo pesar que pueden sentir los millones de personas que la quieren, sino porque se trata de una mandataria electa y reelecta democráticamente como representante de un partido histórico. Su condena pone en cuestión la relación de la sociedad con sus dirigentes, con la corrupción y con la propia hipocresía colectiva.
Solo basta ver a los mismos medios y periodistas que durante tantos años guardaron silencio o celebraron al kirchnerismo, y que ahora son sus principales verdugos (lo de siempre, salvo que los gobiernos de turno piensan que con ellos será distinto).
Ejercer una valentía a destiempo es otra forma de cobardía.
Sin ella. En cualquier caso, el interrogante que se abre es cómo impactará esta condena en la interna peronista y en las próximas elecciones legislativas. En especial, en la provincia de Buenos Aires.
Cristina Kirchner era, según todas las encuestas, la candidata que más votos conquistaría en la tercera sección electoral bonaerense. Aunque, a su vez, su imagen negativa también imponía un techo para el eventual crecimiento del peronismo a nivel provincial y nacional, y resultaba una traba en la construcción de una alianza más amplia para enfrentar con éxito a Milei.
Ya sin ella como candidata, ¿el peronismo sacará menos votos o (con Cristina impulsando la campaña desde su balcón) logrará garantizar la misma cantidad de sufragios que la hubieran votado, pero incorporando además a otros que no habrían apoyado a una oposición al gobierno nacional que la incluyera.
En 2019, el peronismo ganó cuando la exmandataria entendió que el rechazo a ella en amplios sectores haría imposible su regreso al poder si encabezaba la fórmula presidencial. Por eso decidió correrse de la primera candidatura y, adicionalmente, elegir en su lugar a quien había sido uno de sus principales críticos y considerado un moderado político, como Alberto Fernández. Así, el peronismo conquistó el 48% de los votos, ocho puntos más que Mauricio Macri.
Antiextremos. ¿La imposibilidad de que Cristina vuelva a competir (si la Justicia rechazara los planteos interpuestos) recrearía un escenario en el cual su influencia asegurara a su base fiel de votantes, pero al mismo tiempo su ausencia electoral lograra sumar al votante no kirchnerista dispuesto a apoyar un gran frente opositor al Gobierno?
En otras palabras: ¿cuántos votantes más estarían dispuestos a optar por una oposición férrea al mileísmo al ya no aparecer en las listas su controvetida figura?
La conformación de amplios frentes electorales para vencer a líderes extremos es un recurso que los partidos democráticos utilizaron en distintos momentos del siglo XX. Más recientemente, en Brasil en 2022, cuando la unidad de la entonces oposición derrotó a Jair Bolsonaro e hizo presidente a Lula; en Francia en 2024, cuando se frenó el ascenso de Marine Le Pen; y en Alemania este año, con un acuerdo parlamentario que derrotó a la Alternativa por Alemania de Alice Weidel, un partido catalogado como neonazi y apoyado por Elon Musk.
…¿Milei habrá hecho suficientes méritos para que una nueva mayoría opositora se una para enfrentarlo?
Bolsonaro, Le Pen y Weidel, así como Milei, forman parte de lo que popularmente se denomina la “nueva derecha”. Que, en realidad, es una mezcla ideológica explosiva de movimientos ultranacionalistas con ultraliberales, en general de inclinaciones sociales conservadoras, autoritarias y discriminatorias. Expresiones políticas que reflejan el hastío de importantes sectores frente a lo conocido y producen temor en una mayoría que –a pesar de las diferencias– decide unirse para resistir su avance.
¿Habrá hecho suficientes méritos Milei para promover un movimiento de resistencia similar en la Argentina?
La pregunta correcta sería qué piensa de este año y medio de gestión el 56% que lo votó en el balotaje. Porque así como él fue consecuencia de lo que ese 56% sentía, la necesidad o no de un frente en su contra emergería solo si existiera una porción importante de la sociedad que lo demandara.
Frente. El problema es que la única encuesta real para saberlo es una elección. Y eso solo sucedería después de que ese frente republicano se presente como opción. En principio, este año. En definitiva, en 2027.
Los sectores que se pueden sentir víctimas de Javier Milei son aquellos a los que el descenso de la inflación no les alcanza.
Son los que no llegan a fin de mes, los jubilados que perdieron su ya debilitado poder adquisitivo y los servicios sociales que antes recibían, los desempleados; los empresarios que por la baja del consumo, el dólar subvaluado o la apertura de importaciones pueden llegar a cerrar o ya cerraron; los que se oponen a que el Estado haya abandonado la obra pública, o los que rechazan el desdén republicano y la violencia del jefe de Estado.
En su conjunto, ¿qué porcentaje de la población representarían todos ellos? ¿Serán mayoría? Y finalmente: ¿sería tan profundo ese malestar como para votar juntos en una elección, si tuvieran la posibilidad de hacerlo?
Difícil saberlo por ahora.
Pero si la respuesta fuera que sí se está incubando una nueva mayoría opositora, los líderes que la fueran a representar deberían estar trabajando en ello.
Para dejar las diferencias de lado y para empezar a construir el vehículo político que la contenga.