lunes, 18 agosto, 2025

Facundo Nejamkis: Milei y Kicillof firmarían gustosos un empate en las elecciones de septiembre

El director de la consultora Opina Argentina, Facundo Nejamkis, aseguró en una nueva transmisión de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3), que la disputa electoral en la provincia de Buenos Aires sigue muy pareja y aún no hay un claro ganador de cara al 7 de septiembre. Según su análisis, “Milei y Kicillof firmarían gustosos un empate en las elecciones de septiembre”, porque el gobernador bonaerense prioriza asegurar un buen resultado y deja la mayoría de los lugares en la lista al espacio de Cristina Kirchner.

El analista político Facundo Nejamkis es director de la consultora Opina Argentina. A la par, es licenciado en Ciencia Política por la Universidad de Buenos Aires (UBA), cursó una maestría en Administración y Políticas Públicas en la Universidad de San Andrés y ocupa el cargo de vicerrector en la Universidad Nacional Guillermo Brown.

Hace unos días se afirmó que “en la primera y la tercera sección electoral de la provincia de Buenos Aires estará la verdadera lucha de titanes que definirá al vencedor”. ¿Por qué el desenlace se juega precisamente allí?

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A ver, si uno estuviese en el comando estratégico de campaña, tanto del peronismo como de La Libertad Avanza, tendría tres mapas sobre la mesa. Uno es la tercera sección electoral, el distrito histórico donde gana el peronismo, el sur del conurbano bonaerense que llega hasta La Plata. Allí el peronismo suele sacar diferencias muy amplias y significativas cuando gana las elecciones, y esa distancia se achica más en los momentos en que es derrotado.

Hoy la ventaja a favor del peronismo oscila entre 10 y 15 puntos, de acuerdo si preguntamos por marca o por candidato. Pero más o menos el rango es ese. Es una muy buena diferencia, pero no es definitiva. Es decir, no nos está hablando de un triunfo en La Matanza de 60 a 20, como ha sucedido en otras oportunidades.

Luego tenemos el interior de la provincia de Buenos Aires. Ahí directamente es casi imposible pensar que el peronismo pueda ganar una elección. Aunque pueda irle mejor o peor en alguna sección electoral, en el acumulado de votos generalmente la oferta no peronista —que en este caso representa La Libertad Avanza con sus aliados, especialmente con el PRO en esta oportunidad— es posible que duplique a la del peronismo.

Y para el final queda la primera sección electoral, que es la que termina inclinando la balanza. ¿Por qué? Por dos razones. Primero, porque es como una especie de Ohio de la provincia de Buenos Aires: un estado testigo que casi siempre refleja el resultado general de la provincia. El que gana en la primera suele ser el ganador del total.

Cuando vemos el resultado en la primera sección hoy, las encuestas muestran una elección pareja. Si preguntamos por candidaturas, Diego Valenzuela aparece unos puntos arriba de Gabriel Katopodis. Pero si preguntamos por marca política, el peronismo figura por arriba de La Libertad Avanza y el PRO. Lo que queda por definir es la ventaja en la tercera y la distancia que saque uno u otro en la primera sección electoral. O sea, hoy por hoy podemos decir que para el análisis con encuestas, el resultado es cerrado: un empate, no hay un ganador definido.

Si hablamos de septiembre, para el gobierno no es una mala elección. Eso indicaría que en octubre podría ganar.

Creo que tampoco es malo para Kicillof. Pensá que cuando propuso esta medida fue muy criticado dentro del kirchnerismo. Se planteó que iba a perder porque lo único que se discutiría serían las cuestiones de la provincia, especialmente la seguridad. Por lo tanto, hoy, usando una metáfora futbolística, un empate lo firmarían tanto Kicillof como La Libertad Avanza. ¿Por qué? Porque Kicillof se lleva un resultado favorable a su estrategia y después, si bien no se ha desentendido de la elección nacional, dejó la mayoría de los lugares en la lista al espacio que domina Cristina Kirchner. Parecería que en la división de tareas él se quedó con el peso provincial y Cristina y La Cámpora con el nacional. Para él, una derrota nacional no tendría el mismo costo que una derrota provincial.

La Libertad Avanza supone que debería crecer entre septiembre y octubre. Una de las bases de esa suposición es que el aparato peronista tendería a desmovilizarse después de la elección en la que se juegan cargos como concejales, diputados y senadores provinciales. Si los intendentes no tienen nada en juego, no se movilizarían en octubre. Creo que ahí la coalición libertaria subestima un punto: el efecto de un empeoramiento económico. Aunque sea marginal y no implique que el dólar pase de 13 a 2000, una recesión incipiente en el conurbano podría tener un fuerte impacto electoral.

Claudio Mardones: El 7 de septiembre implica algo determinante para el espejo del 26 de octubre, pero el otro capítulo es el Senado. Ocho provincias eligen senadores y ahí aparece otra estrategia: a partir del 10 de diciembre, poner figuras cercanas al presidente Javier Milei para acercar a Victoria Villarruel. En Mendoza, por ejemplo, aparece Petri como candidato a diputado, mientras que en la Ciudad de Buenos Aires Patricia Bullrich encabeza la lista al Senado por La Libertad Avanza con lugares para el PRO. ¿Ahí terminó de imponerse Karina Milei o es un acuerdo táctico por ahora?

Sin subestimar a Villarruel, el gobierno necesita acumular senadores para construir más músculo político, sobre todo en la Cámara donde más le cuesta. La pelea con la vicepresidenta no ayuda, porque lo que debería ser un soldado de la causa presidencial se convirtió en una piedra en el zapato. Pero aun si la relación fuese buena, la estrategia sería la misma: buscar senadores muy propios de la figura presidencial, elegidos por la hermana del presidente, para acumular fuerza.

En la Ciudad de Buenos Aires tienen buenas perspectivas, en otras provincias será más discutible. Pero sin dudas lo que señalás sobre la hermana del presidente es claro: se convirtió más que nunca en la persona con mayor poder de definición después de Javier Milei. Rápidamente: a nivel federal, cueste lo que cueste, la lapicera la tiene ella. Además, con un presidente que tiene un estilo de liderazgo que delega en su hermana las tareas cotidianas de la construcción del poder político. No creo que no le interese la política, como a veces se lo presenta.

CM: Una última pregunta: el radicalismo. Tenés a Petri, enemigo íntimo de Cornejo, que terminó acordando con La Libertad Avanza. Rodrigo de Loredo en Córdoba quedó afuera. En Buenos Aires, un radicalismo que miró a Randazzo y se fue por Provincias Unidas. Pullaro en Santa Fe juega con Provincias Unidas. Lousteau en la Ciudad. ¿Qué le está pasando al radicalismo? ¿Es lo mismo que padeció el PRO hace un tiempo?

El radicalismo arrastra el mismo problema desde la crisis del gobierno de Alfonsín en 1989: sus proyectos nacionales no son definidos por el propio partido. Se limita a acumular liderazgos territoriales con miradas diferentes y, a veces, se articula alrededor de un proyecto externo. Pasó con el Frepaso en 1997, con la Alianza, con la estrategia contra el menemismo. También con el PRO, que definió la pelea contra el kirchnerismo y le permitió al radicalismo sobrevivir.

Aún así, la desaparición del PRO en esta campaña es un dato llamativo. Un partido fundado por un empresario como Macri, que se fusiona casi como una empresa en quiebra, desaparece de la oferta electoral. Eso deja al radicalismo otra vez sin proyecto nacional. Y cuando un espacio carece de proyecto, aparecen las diferencias internas, incluso miradas antagónicas. Entonces, hoy ves a Petri con Cornejo, pero también un radicalismo que aún conserva algo de la herencia alfonsinista, socialdemócrata. El problema es que carece de un liderazgo nacional con expectativas electorales.

¿Puede ser guiado otra vez por el peronismo, el cordobés en este caso?

Aparece Provincias Unidas, con gobernadores que intentan capturar a los “ni-ni”, los que no se identifican ni con Milei ni con el kirchnerismo. Muchos esperaban que ese espacio fuese el “medio”, pero terminó siendo Milei. Este armado de gobernadores es interesante, pero carece de un liderazgo que conecte con esos votantes. La hiperpersonalización de la política hace que falte alguien que sostenga ese espacio de manera continuada, no solo para coyunturas electorales.

Y eso se sostiene. Lo que vos señalás puede ser interesante, porque también es posible que el kirchnerismo atraviese una etapa de radicalización, y eso lo achique en dimensión electoral, permitiéndole a ese espacio ocupar un tercio de la escena política que, hasta ahora, no ha logrado ninguna fuerza hasta el momento.

MV/ff

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