domingo, 7 septiembre, 2025

Cartas de lectores: Señor Presidente: Hay que ser fuertes con los fuertesy no fuertes con los débiles; erradicar la corrupción, cambio de postura

Carta de la semana

Señor Presidente: Hay que ser fuertes con los fuertes y no fuertes con los débiles

“A un vil se le conoce en que abusa de los débiles. Los débiles deben ser como los locos para los griegos: sagrados” (José Martí-Libertador de Cuba”La prudencia se convierte en cobardía cuando calla ante un hecho injusto. Hasta la sanción de la ley que dictó el Congreso sobre discapacidad de las personas he mantenido un prudente silencio confiando en la responsabilidad de los representantes del pueblo. Pero ante el propósito del Presidente de la República de no cumplirla a toda costa y judicializar, entre otras medidas, lo que ha votado el Parlamento, dice mi conciencia que como ciudadano debo decir mi palabra y como abuelo de nieto que sufre discapacidad mi airada protesta.No sé si estas palabras llegarán a oídos del Presidente, aturdidos por el bullicio de los aduladores y de las redes sociales, manipuladas por ese coro de grillos que destilan odios y agravios a todo disidente que piense distinto al gobierno, escudados en la cobardía del anonimato o de un seudónimo.No se siente completo el ánimo sin algo que respetar y venerar, como el hombre honrado debe hacerlo con los más débiles. Tienen las gentes humildes sacrificios heroicos, a veces mayores de los que por circunstancias del azar logran premios y renombre, como usted señor presidente. Nada es tan repulsivo como un hombre con poder que se repliega en su egocentrismo y descuida los dolores de los demás. El más alto magistrado de la república debiera saber que la humanidad no se redime sino por determinada continuidad de sufrimientos, y cuando alguno la esquiva, es preciso que algunos la acumulen para que así se salven otros.Hay que ser fuertes con los fuertes y no fuertes con los débiles, señor presidente. Usted ha agraviado a un niño que padece autismo, por pensar distinto. Agraviar a un niño es agraviar a la humanidad. Cualquier niño sometido a cualquier dolor, halla su minuto de felicidad cuando se lo respeta. Más aún aquellos que padecen hambre, abandono, malos tratos, malos ejemplos, desnudez, orfandad, enfermedades y miseria; padecimientos que no son bastantes poderosos para arrancar al niño de su beatitud y su pureza .Ningún dolor, ni físico ni moral, arranca al niño el gesto de renunciación de tener un poco de felicidad. Al escribir estas líneas escuché a uno de sus voceros en la sombra burlándose de un senador de la nación por tener una hija discapacitada. ¡Cobardes, timoratos, caducos, tenebrosos! Deje de gritarnos como un capataz, señor Presidente. Usted está en el sitial de una cátedra; el pueblo argentino es una gran familia, no una tribuna de barrabravas. Es culpable aquel, que ofende la sagrada persona del adversario, en nombre de la libertad. No quiero pensar si es verdad la grave sospecha que recae sobre el manejo fraudulento de la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS). De ser cierto eso no sería un delito, sería un crimen.Es condenable también el proceder de algunos políticos que han otorgado pensiones a personas que no son discapacitados, porque inferiorizan al ciudadano y agravian al desvalido. La firmeza de mis palabras no está exenta del respeto a la investidura presidencial. He aprendido a lo largo de mi larga vida que no debe temer al gobernante quien le señala la manera de corregir sus errores. Los pueblos deben tener una picota para quien los azuza a odios inútiles; y otra para quien no les dicen la verdad a tiempo. Finalizo con una coincidencia entre usted, señor Presidente, y quien escribe estas líneas: la admiración por Juan Bautista Alberdi. Él decía en sus famosas Cartas Quillotanas: ” La vergüenza de los que delinquen contra las instituciones de la república no consiste en ir a la cárcel, sino en merecerla”.

Raúl Alfredo Galván

Senador Nacional (M.C)

Esta carta fue publicada originariamente en los diarios El Independiente y Nueva Rioja de La Rioja

Erradicar la corrupción

A partir de los audios difundidos con las escuchas a un funcionario del gobierno hablando de retornos que estarían recibiendo personas cercanas a la hermana del Presidente, me pregunto: ¿creemos que la corrupción se acabaría solo con el cambio de gobierno? ¿Creemos que la corrupción es solo un tema del Estado?

Y si fuera así, ¿creemos que es fácil erradicarla solo con el recambio de funcionarios?

Vivimos en una sociedad en la cual la corrupción está impregnada y hasta el más honesto le bastaría poner un gasto a lo que le ofrece un proveedor para caer en esta trampa que luego justificaría con alguna frases como: “no le pedí nada, èl me lo ofreció” o “a la empresa no le costó más”, etc. En fin, creo que sería oportuno publicar una nota sobre la cantidad de niveles que hay en una organización como la del estado y la capacidad para influir en un proceso de compra de cada uno de sus miembros. En definitiva, necesitamos transparentar cómo actuamos como sociedad, en lo cotidiano, y que hace que no valoremos temas claves como la honestidad.

Juan M. Castro

DNI 17.365.900

Cambio de postura

En las últimas décadas desfilaron por sede judicial causas de una gravedad inusitada: Vialidad, cuadernos, Hotesur y Los Sauces, o la muerte del fiscal Nisman. Nunca a los senadores se le ocurrió una mínima interpelación o un simple pedido de informes. Ahora, al compás del aumento de sus dietas, pareciera que su rol republicano empieza a aflorar. Piden interpelar, arman comisiones, citan a ministros y hacen pedidos de informes de manera casi diaria. ¿Recién ahora se dieron cuenta de su verdadero rol?

Sebastián Perasso Jáuregui

DNI 21.173 759

Equilibrio fiscal

Es un logro fundamental a fin de ordenar la economía, generar confianza, previsibilidad y mejorarnos la vida a todos. Pero resulta un contrasentido violatorio de los derechos humanos conseguirlo a costillas de millones de personas -niños, discapacitados, ancianos- condenados a la miseria y la insalubridad. Sr. Javier Milei sea flexible, como los juncos, que se inclinan cuando el viento sopla demasiado fuerte y volverán a erguirse cuando haya pasado el huracán. En cambio, si endurece su postura y se obstina en enfrentarlo erguido, a pie firme, sin ceder un ápice, terminará partiéndose y volando en mil pedazos (Fin de la metáfora)

Eduardo Guiraud

DNI 4.991.744

Testimoniales

El brillante columnista Carlos Pagni nos habla del circo vacío en referencia a que los ciudadanos no nos vemos identificados por nuestros representantes y ello, entre otra cosas, derivó en la elección de la actual administración nacional. Sería bueno transcurridas ya cuatro décadas del retorno de nuestra democracia que haya alguna reforma electoral (la ciudadanía lo hace de hecho sin ir a votar) que nos exima de la obligación de emitir el sufragio, máxime cuando los candidatos de todos los colores políticos son testimoniales y no asumirán las bancas por las cuales serán votados en un virtual fraude electoral de la clase dirigente a la ciudadanía.

Leonardo Gabriel Forgia

DNI 22.848.377

Impuestos distorsivos

El Gobierno dice haber logrado el superávit fiscal. Pero ese superávit cuenta con el aporte de varios impuestos distorsivos y confiscatorios que tendrían que desaparecer a la brevedad, como las retenciones, ingresos brutos, impuesto a los débitos y créditos bancarios, más otros impuestos provinciales y municipales. Entonces, el monto de todos esos impuestos constituye directa o indirectamente un déficit fiscal encubierto.

El verdadero y genuino superávit fiscal se logrará cuando los ingresos sean mayores que los egresos. Y para ello en la Argentina hay que despertar a la inversión, que está siempre latente esperando que se den, entre otros factores, la baja y la supresión de los impuestos distorsivos. Nos espera todavía un largo camino por recorrer.

Manuel J. Tedín

DNI 4.406.354

Revolución Libertadora

Al cumplirse 70 años de la Revolución Libertadora es frecuente verla descripta como una reacción oligárquico-conservadora contra las políticas sociales peronistas o como uno más de los golpes militares del siglo XX. Con respecto a la primera imagen, cualquiera que con honestidad analice las políticas sociales seguidas tras la huida de Perón comprobará que en ellas no se tocó ni una coma. En cuanto a la segunda observación, hay nítidas diferencias entre aquella revolución y las del 30, 43, 62, 66 y 76, golpes que derribaron gobiernos democráticos, no represivos, que en nada se parecían al de septiembre de 1955. La Revolución Libertadora representó la reacción de una parte de la Argentina ante un gobierno caracterizado por monopolizar diarios y radios, por hostilizar toda manifestación de oposición, por obligar a los empleados públicos a afilarse al partido oficial, por cesantear jueces y docentes no adictos, por encarcelar dirigentes políticos y sindicales opositores, por azuzar el odio de clases, por destituir a la Corte Suprema para nombrar a otra sumisa, por promulgar una Constitución para perpetuarse, por alentar o al menos tolerar un agobiante culto a la persona del presidente y de su esposa, por la vergonzosa adulación de parte de artistas y deportistas y por lanzar una persecución contra la Iglesia Católica tan injusta, como cobarde e insólita. ¿O se debe olvidar que la prensa libre fue reemplazada por panfletos impresos y distribuidos en medio del secreto? En una palabra, no hubo una reacción contra una política social, sino contra una dictadura.

El clima represivo imperante explica también que, a diferencia de los golpes del 30, 43, 62, 66 y 76, ordenados por jefes desde Buenos Aires, ejecutados en pocas horas y sin lucha, la Revolución Libertadora debió gestarse en la clandestinidad y solo se encendió cuando nada más que siete altos jefes militares de un total cercano a cien (Rojas, Lonardi, Videla Balaguer, Lagos, Arandía, Aramburu y Uranga), se pronunciaron desde lugares tan lejos de Buenos Aires como Córdoba, Curuzú Cuatiá, Cuyo, Río Santiago o Puerto Belgrano. Ellos inspiraron a numerosos soldados, aviadores, marinos y también muchos civiles, que los siguieron a sabiendas de que se enfrentarían a fuerzas superiores, contra las que, con determinación y coraje, debieron combatir durante varios días.

Nunca es agradable defender alzamientos contra autoridades constituidas, pero cuando estas han mutado en dictaduras y han puesto a las conciencias entre la espada y la pared, el juicio debe contemplar todo el contexto y la realidad que se vivía. Los muchos errores cometidos a posteriori no deben oscurecer esas verdades.

Martín Lagos

DNI 4.516.711

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