miércoles, 10 septiembre, 2025

La mirada gélida de Santiago Caputo y el ticket de los gobernadores

La Libertad Atrasa

El martes a la tarde, el Salón Norte de la Casa Rosada era un hervidero político. Habían pasado pocas horas de la paliza electoral que había recibido La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires y hasta allí, llegaban los principales responsables de la campaña provincial.

Karina Elizabeth Milei ingresó escoltada por Sebastián Pareja, jefe de campaña bonaerense, y sobre quien se posaban las miradas de la mala performance libertaria en tierra conurbana. Ingresó también Santiago Luis Caputo, el asesor presidencial que silenció sus diferencias con la campaña (no habla de modo público) pero que las críticas que llovieron desde los tuiteros libertarios permitió ver su nivel de fastidio.

Al salón ingresaron los PRO Cristian Ritondo, Diego Santilli y Guillermo Montenegro más el tresdefebrerense Diego Valenzuela y el de San Isidro, Ramón Lanús, todos con cara circunspecta. Pero la sorpresa fue el ingreso de Maximiliano Bondarenko, el ex policía que fue candidato a diputado por la Tercera Sección Electoral, donde la paliza electoral fue más lapidaria. ¿Por qué estaba el perdidoso Bondarenko en una mesa de crisis post electoral y no, el vencedor de la Sexta Sección, o Agustín Romo, el jefe del bloque de legisladores bonaerenses?

La conversación comenzó forzada, con el pedido de Karina Milei de decirse las cosas y tratar de corregir los errores pero el clima se cortaba con una navaja. El detalle que observaban los visitantes era que Karina y Santiago compartían una mesa para afrontar juntos la elección venidera del mes de octubre, donde el gobierno pretende teñir el país de violeta: pero el presagio ya había sido que teñirían de violeta (el color libertario) a la provincia de Buenos Aires y la diferencia fue de 14 puntos para el peronismo, al que el oficialismo nacional pretendía sepultar definitivamente, de modo electoral.

La reunión fue tensa: Santiago Caputo ni le dirigía la mirada a Sebastián Pareja y de pronto, irrumpió Bondarenko: «Yo hice una autocrítica pero que me ataquen los míos. Yo salí porque me lo pidió el jefe de comunicación de la campaña, que es de Sebastián..», intentó quejarse el candidato quien poco antes, había reconocido en una radio que su madre jubilada no llegaba al día 20 del mes, con lo que cobraba.

Caputo lo fulminó al ex policía: «Hay que tener cuidado con lo que se dice», lanzó gélido el duro estratega y Pareja intentó defenderlo pero solo logró evidenciar que la interna oficialista sigue y seguirá, que la relación Karina – Santiago continúa viva y que las medidas posteriores a la derrota no cambiarán el nivel de tensión si no hay cambios de fondo por parte del presidente Javier Gerardo Milei. Todo marcha de acuerdo…

Casa Rosada: Sebastián Pareja y Maximiliano Bondarenko. Foto Federico Lopez Claro

Teléfono para varios

En tanto, los socios del PRO intentaron, en conversaciones más privadas, decir que el camino de armar mesas políticas y de recrear el Ministerio del Interior son medidas «de la casta» y que lo necesario ahora «es hablar con la sociedad porque nos quedan 40 días», como se desespera uno de los negociadores con el Gobierno.

Y si hubo críticas al desconocimiento de los postulantes en los ocho distritos (con excepción de los vencedores Guillermo Montenegro y Oscar Liberman, además de Diego Valenzuela), muchos creen que el estilo confrontativo de José Luis Espert no entra bien ni en la Primera ni en la Tercera Sección, donde LLA deberá recuperar y mucho en la pelea por los diputados nacionales del mes de octubre.

Un dato a tener en cuenta es la presencia en la mesa política nacional de Patricia Bullrich, alineada con Karina Milei. La ministra de Seguridad le pondrá el cuerpo a la crisis política y ya avisó que va a estar muy ocupada con la campaña nacional de La Libertad Avanza, por lo que la ex presidenta del PRO no se va a quedar solo en la pelea por una banca de Senador en la Ciudad de Buenos Aires sino que también «jugará» en la pelea por una victoria a nivel nacional del esquema libertario.

Pero el desconcierto es lo que reina hoy en el mundo libertario. Poco después de conocerse el resultado electoral del último domingo, algunos empezaron a pensar en un gobierno distinto, con cambios que pudieran mostrar una cara más amigable con «la política» y el teléfono del radical Rodrigo De Loredo sonó, con un tanteo sobre la posibilidad de sumarse al Gabinete. El cordobés viene de ser destratado por la cúpula libertaria en el cierre de listas nacionales para Córdoba, donde una vez más, Karina y Lule Menem privilegiaron a los propios. De Loredo escuchó pero pensó en si sumarse a un gobierno luego de una derrota le aportaría algo beneficioso a su carrera política. Pero fundamentalmente, en cómo podría impactar eso en su faena política en Córdoba y en el vínculo con sus pares de la UCR mediterránea.

Otro de los hombres cuyo nombre circuló como «ministeriable», horas después de la derrota electoral bonaerense, razonó tras conocer el único cambio que piensa hacer por ahora el Gobierno: «Lo de Lisandro Catalán como ministro del Interior no es nada, ya lo era prácticamente, solo que tendrá un poco más de libertad ahora. Pero si está Toto Caputo en esa mesa es porque tendrán que poner plata. Con los gobernadores, el ticket será más caro que haber tenido una buena relación todo este año..», rezonga el curtido dirigente sobre lo que le espera a la administración nacional con los mandatarios provinciales. A seguir participando…

Javier Milei, con Lisandro Catalano, Francos y Caputo. Foto: presidencia

Filosofía y Letras

En tanto, el peronismo disfruta pero intenta no derrapar tras el triunfo electoral del último domingo, que significó una reivindicación de la decisión de Axel Kicillof y su grupo de intendentes de desdoblar la elección bonaerense, a contramano del pensamiento de Cristina Elisabet Kirchner y de su hijo Máximo.

Lo que sí hay en el peronismo bonaerense es una «sensación federal» de que le pueden ganar a Milei en la pelea nacional de octubre, aunque todo hoy esté teñido por ver groggy al Gobierno, sin capacidad de una reacción política que llegue al electorado que no lo fue a votar o que le dio la espalda.

En la tropa del gobernador creen que «la realidad se va a imponer» y algunos adhieren a la lectura de que es el fin de las miradas tan extremas como las de Milei y la de Cristina. «Pero ojo que, en 2019, recuperamos el gobierno y después gobernamos como si fuéramos una agrupación de Filosofía y Letras. Nosotros no nos tenemos que desayunar la cena», analiza un kicillofista que pide prudencia y no agrandarse.

Mientras tanto, los reacomodamientos continúan y varios miran con atención a un grupo de cuatro intendentes (Gastón Granados, Federico Otermín, Federico Achaval y Nicolás Mantegazza) que comenzaron a reunirse para mostrar que hay un camino transversal que contenga a los diferentes sectores internos, sin una guerra pública como supo haber en esta campaña entre el kicillofismo y La Cámpora.

Kicillof, tras el triunfo, volvió a agradecer a Sergio Massa por sostener que trabajó efectivamente por la unidad y al lomense Federico Otermín, quien ocupó un rol constructivo y de puente entre el kicillofismo y San José 1111.

Ahora, pretende poner atención al diálogo con otros gobernadores como Quintela, Jalil e Insfrán, pero también con Martín Llaryora, Maximiliano Pullaro y Nacho Torres, que hoy orbitan en el flamante grupo «Provincias Unidas» junto a Carlos Sadir, Gustavo Valdés y Claudio Vidal.

Kicillof se muestra así en «modo jefe político», como le piden los intendentes que debe mostrarse ya, prudente pero decidido en su camino a la pelea presidencial de 2027, y «soltando» su relación con Cristina. Por eso, hay que prestar atención a dos datos: uno, que el gobernador y CFK no hablaron el domingo, ni antes ni después de conocido el resultado triunfante en la Provincia, lo que muestra que quedaron heridas definitivas en ese vínculo político. Con quien sí habló largamente, este martes, fue con Jorge Taiana y diagramando la campaña del primer postulante a diputado nacional para octubre. Con una cita en un colegio en San Martín -cuna de Gabriel Katopodis, el vencedor de la Primera Sección- pero con clara intención de mostrar una victoria hacia el gobierno pero también, hacia el propio seno del peronismo. 2027 siempre estuvo cerca…

Axel Kicillof, después de las elecciones. Foto Pedro Lázaro Fernández

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