Hoy la primicia perdura infinitamente porque se nos fue un grande. Ese líder que marcó el camino con su capacidad arrolladora y que fue ejemplo para quienes tuvieron el privilegio de trabajar con él. Se nos fue Juan Pedro Reca. Duele y va a doler. El golpe nos sacude a todos, desde los periodistas que aprendieron de su pluma en la redacción hasta los fotógrafos que supo dirigir como el tremendo director de orquesta que fue.
La noticia nos desestabiliza, nos deja perplejos e incrédulos. Paparazzi siempre será su casa. En estos momentos, una casa que extraña su voz, un equipo que espera su saludo y su gracia. Un medio que ahora tiene la gran tarea de hacerle honor al trabajo que realizó y, especialmente, al liderazgo que inspirará por siempre nuestra admiración.
Nos falta Reca, como le decíamos por acá, y qué duro va a ser acostumbrarse a una nueva cotidianidad sin él. Un jefe que más que jefe fue amigo, compañero y confidente. Un líder que trasladó confianza y lealtad, motivación, compromiso y certezas. Un hombre de oficio con un olfato sin igual. Un periodista con todas las letras que supo aprender e innovar, enseñar y acompañar. Un profesional que siempre iba por más. “El medio no descansa”, decía.
En este mundo, el de las noticias, las palabras cobran un significado mayor. Cada letra, cada pensamiento y sentir se ven reflejados en la escritura. Por eso, nos tomamos el tiempo adecuado para dedicarle estas palabras de despedida, con la esperanza de que todos sepan o al menos puedan hacerse una idea de la huella que hoy deja en Atlántida. Quienes lo conocieron sabrán de su sencillez y sutileza, la misma que a su vez era transformadora, y ¡cómo nos transformó!
Paparazzi ya no será lo mismo sin Juan. Una herida tan grande como esta deja marcas imborrables. Sin embargo, es fundamental resaltar que, a pesar del dolor y la tristeza, hay un equipo que seguirá sus pasos con orgullo y firmeza, y que no bajará los brazos porque sabe que él así lo hubiera querido. A partir de ahora seguiremos adelante porque, como decía siempre Juan, no hay que aflojar. Seguiremos manteniendo sus principios, valores y virtudes. Seguiremos recordándolo con mucho cariño y, por sobre todo, le estaremos eternamente agradecidos por su legado.