05/09/2025 21:33hs.
Dos páginas bastaron para declarar la guerra. La carta que Independiente le envió a la Conmebol luego del fallo del jueves fue una bomba. La onda expansiva no se detuvo. Y el alcance de la escalada del conflicto se torna imprevisible. Los dirigentes del Rojo se sintieron afectados por las consecuencias de una sentencia que encendió la polémica y la bronca de los hinchas. El club de Avellaneda se llevó la peor parte porque fue descalificado de la Sudamericana, deberá jugar siete partidos de local y siete de visitante sin su público y tendrá que pagar 250.000 dólares. Universidad de Chile, en cambio, avanzó a cuartos, debe abonar u$s 120.000 y a su público le corresponde la misma sanción disciplinaria.
Luego de una reunión que el presidente del club, Néstor Grindetti, y su secretario general, Daniel Seoane, mantuvieron con los abogados Maximiliano Walker y Ariel Rek, se tomó una decisión drástica: enviarle una carta a Alejandro Domínguez, presidente de la casa matriz del fútbol sudamericano, con una demanda. Esa misiva, de carácter institucional, llevó impreso el membrete del club. El nivel de belicosidad fue tan alto que la dirigencia incluso deslizó que las autoridades de la Comisión Disciplinaria de la Conmebol tomaron la determinación de que la U siga en la competencia por tratarse de una SAD, un tema que, hasta el momento, no formaba parte del eje del debate. “Mientras Independiente representa la esencia del fútbol sudamericano como institución social y deportiva, sostenida por sus socios y socias, la Universidad de Chile ha mutado hacia un modelo de sociedad anónima, orientado a la rentabilidad y la especulación empresarial. Al fallar en su favor, la Conmebol no sólo violenta su propio estatuto y jurisprudencia, sino que confirma un rumbo en el que las utilidades pesan más que la verdad deportiva”, sentenció el escrito. Y apuntó a la existencia de supuestos intereses monetarios: “Esta resolución no es un error jurídico de un tribunal: es una decisión política que desnuda la preferencia por aquellas estructuras privadas con las que resulta más sencillo proyectar convenios, negocios y beneficios futuros”.
El presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, recibió a Néstor Grindetti, Carlos Montaña y Daniel Seoane el pasado 22 de abril. (Foto: @agdws)
Desde Avellaneda plantearon que la decisión del tribunal “sienta un precedente nefasto: un equipo que estaba en ventaja en la serie, pero que enfrentaba la posibilidad concreta de ser superado en la cancha, recurre a la violencia más brutal contra hinchas rivales, logra la cancelación del partido y recibe como premio la clasificación desde un escritorio”.
El alegato que el Rojo presentó el pasado martes exigió los puntos y no completar los 43’ restantes del encuentro, en el que la U había ganado 1-0 en la ida e iban igualados 1-1 en la vuelta. Sin embargo, la carta enviada a Domínguez hizo un planteo diferente: “Independiente siempre defendió una convicción irrenunciable: los partidos deben definirse en el campo”.
El estentóreo escrito también presentó una demanda: “Exigimos de manera inmediata que se elimine toda referencia a nuestra Institución en el Museo de la Conmebol mientras usted continúe en la presidencia”. Y formuló un pedido final: “Que se restituyan en forma inmediata todos los elementos entregados”. En Luque aseguran que el Rojo no donó nada; ni camisetas ni pelotas.
El origen de la bronca y una reunión con Tapia
Claudio Tapia junto a Carlos Montaña y Néstor Grindetti.
El último cónclave entre los directivos de Independiente y Domínguez fue el 22 de abril, en las oficinas de la Conmebol en Luque. Un día después de los hechos de barbarie, Grindetti viajó a Paraguay para volver a reunirse con la máxima autoridad del fútbol sudamericano, quien en ese momento no se encontraba en su país. Desde el club luego intentaron concretar un encuentro, aunque sin éxito. Y en el Rojo circula el rumor de que Michael Clark, presidente de la U, tuvo una conversación telefónica con Domínguez. Eso alimentó la bronca.
En ese contexto el presidente de la AFA, Claudio Tapia, se reunió con Grindetti por la tarde para intentar apaciguar. El cónclave en el predio de la Selección en Ezeiza fue muy extenso y hubo cordialidad y Chiqui, de muy buena relación con Domínguez, escuchó a los dirigentes del Rojo.
La carta bomba, con remitente en Avellaneda, ya llegó a Luque. Y explotó todo.
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