martes, 9 septiembre, 2025

El recuerdo de lo que le pasó a Macri y el síndrome del «pato rengo» acechan a Milei

El olor a agosto de 2019 es inconfundible: desplome bursátil, disparada cambiaria, suba del riesgo país, reportes que aconsejan vender cualquier activo argentino. Y, sobre todo, un gobierno que luce aturdido ante una derrota electoral inesperada.

El día después de la elección bonaerense trajo muchas reminiscencias de lo que ocurrió en 2019, tras la sorpresiva derrota de Mauricio Macri ante Alberto Fernández en las PASO. En definitiva, se instaló un clima de pánico por la sospecha de que Javier Milei pueda sufrir el síndrome del «pato rengo» todavía con dos años de gestión por delante.

De hecho, en el mercado hasta se habló de un virtual «feriado bursátil» informal, dado que en la mayoría de los mercados se informó sobre «problemas técnicos» para operar. Y en el ranking de caídas de acciones de empresas grandes, como YPF y Banco Galicia, solo hay tres fechas en que la debacle fue peor que la de este lunes: la peor de todas fue el 12 de agosto de 2019 post PASO.

Con ese clima, en los debates financieros se habla abiertamente sobre reperfilamiento de deuda en pesos, default de la deuda en dólares, desaparición de facto de la banda cambiaria y hasta de una nueva variante del cepo cambiario.

¿Todo ese pánico por una elección a legisladores provinciales? Sí, porque el mercado interpretó que el propio Javier Milei había transformado esta votación en un verdadero plebiscito sobre su gestión. Y el categórico resultado cambia por completo la expectativa para las legislativas de octubre.

Cuando siete semanas es demasiado

De hecho, no solamente parece una elección difícil para el gobierno sino, sobre todo, una elección muy lejana. Faltan siete semanas, lo que implica 33 jornadas hábiles para el mercado financiero. Y, obviamente, nadie cree que durante todo ese tiempo pueda repetirse lo ocurrido en la semana previa a la elección, cuando el Tesoro volcó unos u$s500 millones para tratar de contener al tipo de cambio.

Por otra parte, vienen vencimientos de la deuda en pesos por $20,2 billones -ya esta semana hay una licitación para renovar $5 billones, y en el mercado se preguntan si hay margen como para que la escalada de tasas de interés siga subiendo. En julio, antes del desarme de las LEFIs, el Tesoro pagaba 38,9%, luego saltó al 47%, algo que escandalizó a los economistas, en un contexto de volatilidad extrema en las operaciones de caución. Pero esa cifra quedó pequeña cuando, dos semanas más tarde, se pagó 65% por las letras capitalizables y luego, en la licitación de agosto, cuando llegó a 69,2%.

Y, lo peor, cada vez con menor porcentaje de «rolleo». La última licitación –ya con un aumento en los encajes que para los bancos significó «una oferta que no se puede rechazar»– logró el objetivo de no dejar pesos «excedentes» pero al alto costo de una tasa anualizada de 75%. En otras palabras, un retorno mensual de 4,8%, contra el cual ningún negocio puede competir.

Por ahora, sin corrida

De momento, hay un único tema en el que la situación económica de Milei luce mejor que la de Macri: no se percibe -al menos no hasta ahora- una corrida bancaria. Un ejecutivo de una de las entidades top five de capital privado dijo que no se había registrado un movimiento inusual ni en la compra de divisas online ni una variación importante en los depósitos en dólares.

Todo un contraste con lo ocurrido en 2019, cuando la derrota de Macri hizo temblar al sistema financiero, que perdió un 10% de los depósitos en un solo día. Los banqueros atribuyen esa diferencia al hecho de que la derrota de Macri ya anticipaba un cambio de signo de gobierno con un probable cepo cambiario.

Ahora, en cambio, hay incertidumbre pero -todavía- no se posó sobre Milei la ominosa calificación de «pato rengo», con la que se califica a los presidentes cuyo poder queda muy debilitado y tienen escaso margen de maniobra al no controlar el Congreso.

En todo caso, el pánico de los inversores bursátiles no se tradujo en un pánico de los pequeños ahorristas.

Dólar: una pulseada imposible de ganar

A pesar de que Milei y Toto Caputo ratificaron que no habrá cambios ni en el plano fiscal, ni en el monetario ni en el cambiario, hasta los economistas más cercanos al gobierno están sugiriendo medidas urgentes para evitar una crisis.

Entre las propuestas figura, para empezar, que el Tesoro ya no defienda el «sub techo» de $1.360 de la semana pasada. Es algo que parece un hecho consumado, por el simple motivo de que el Tesoro no tiene los dólares para pulsear con el mercado. Aun tomando como válida la cifra de u$s3.000 millones que mencionó Federico Furiase -y que muchos economistas pusieron en duda-, es muy bajo el monto disponible, una vez que se descuenta lo ya vendido más el vencimiento de octubre por u$s1.165 millones con el Club de París.

Y es ahí cuando aparece la gran pregunta: ¿qué hará Caputo si el tipo de cambio toca el techo de la banda, que hoy está en $1.370? En ese caso se habilitaría el uso de reservas del Banco Central.

Pero es una solución que no le gusta a nadie. Ni al gobierno -como dejó en claro el vicepresidente del BCRA, Vladimir Werning, que dijo que no estaba en riesgo el nivel de reservas-, ni a los economistas e inversores del mercado local, ni a los bancos de inversión globales -que están aconsejando vender activos argentinos. Ni siquiera al propio FMI, que nunca entrega dólares para que se defienda un determinado tipo de cambio, sino más bien para llevar calma al mercado y garantizar el repago de deuda.

¿Qué marca el antecedente de la derrota macrista de 2019? Con Guido Sandleris al frente del BCRA -tras la renuncia de Toto Caputo- se había establecido una banda móvil, que había arrancado bien, al punto de que durante algunos días hasta se perforó el piso de la banda, pero cuando en el verano de 2019 se agudizó la demanda de dólares, el esquema empezó a sufrir retoques.

Así, a medida que la cotización se acercaba al techo, el FMI dio varias concesiones al plan original. Por ejemplo, dejó fijo el techo, para que llegara más rápido el momento en que se pudieran vender reservas. Y, finalmente tomó una decisión que, en los hechos, daba por terminada la vigencia de la banda cambiaria: autorizó a que el BCRA interviniera a discreción. Mientras duró la ese sistema, se liberaron desembolsos adicionales por u$19.000 millones.

Una apuesta a que aparezcan vendedores

Ahora, en medio de la turbulencia causada por la disparada de tasas de interés, y con el ruido electoral como música de fondo, los ahorristas volvieron a demandar con fuerza dólares para guardar bajo el colchón.

Los últimos datos -correspondientes a julio- marcaron niveles que no se veían desde la crisis de 2019. Los u$s5.432 millones netos que demandaron los 1,3 millón de compradores representan un salto de 24,6% respecto de los que se había registrado el mes anterior.

Y las perspectivas para los próximos meses empeoran, porque los incentivos están dados como para que los importadores adelanten compras y hagan stocks, mientras que los exportadores, en el sentido opuesto, demorarán las ventas hasta ver si hay una devaluación.

Los analistas de la city creen que el BCRA no puede vender reservas, por el simple motivo de que no tiene chances de ganarle una pulseada al mercado, algo que también se demostró en 2019.

En aquella oportunidad, el Banco Central contaba con reservas por u$s67.000 millones, y contaba con un acuerdo con el FMI por u$s45.000 millones. Ahora, las reservas brutas son u$s40.000 millones, y el calendario de pagos indica obligaciones para el año próximo por u$s28.000 millones.

El argumento de quienes piden soltar al tipo de cambio es, precisamente, incentivar a que regrese la oferta privada de divisas, que virtualmente desapareció cuando el Tesoro empezó a intervenir.

Sobrevuelan los viejos fantasmas

Es así que se están escuchando términos impensables hasta hace pocos días. Por ejemplo, alguna variante de cepo o desdoblamiento cambiario, ante la eventualidad de que se agudice la demanda de los pequeños ahorristas.

Y también sobrevuela la palabra «default» vinculada a la deuda en dólares. La consultora 1816 ya era contundente sobre el tema incluso antes de que se conociera el resultado electoral boanerense: «Un riesgo claro de esta estrategia, que el gobierno parece dispuesto a asumir, es que las cosas se deterioren tanto en estos meses que, incluso con un buen resultado para el oficialismo, post elecciones los bonos queden cotizando en niveles que dificulten mucho imaginar el rollover de los vencimientos de deuda externa en un futuro previsible».

Y, efectivamente, la primera reacción fue el desplome de bonos soberanos. Es algo que, en principio, echa por tierra el plan de Caputo para volver al mercado de crédito global -algo que el ministro considera factible sólo si el riesgo país baja al entorno de 500 puntos.

Mientras tanto, se polemiza sobre cuál es el verdadero «poder de fuego» del BCRA. A las reservas brutas, hay que restar el swap con el Banco de China y los dólares de Sedesa -el fondo de garantía para los depositantes-. Según ese cálculo, defendido por economistas como Ricardo Arriazu, las reservas líquidas están en torno de u$s25.000 millones.

Claro que el hecho de que las reservas sean líquidas no significa que sean propias. Es por eso que otros analistas restan, además, los encajes por depósitos bancarios en dólares, que son de los ahorristas. Tras esa resta, las reservas netas quedan en u$s12.000 millones.

Y es en ese marco que aparecen sugerencias como la de reconvertir la «bola de Lecaps» en títulos dolarizados con vencimiento a largo plazo. Claro, esa propuesta tiene sentido solamente si se produce una devaluación lo suficientemente abrupta como para licuar el costo real de la deuda en pesos.

En todo caso, lo que aparece bajo cuestionamiento es la continuidad del «plan de las tres anclas». En los bancos perciben que el nivel de tasas de interés ya está en un grado insostenible, con un virtual congelamiento del crédito al sector privado y una canalización de la liquidez hacia el Tesoro.

¿A Javier Milei le falta un Miguel Pichetto?

Milei, pese a su traspié, tiene todavía la chance de recuperarse en las legislativas. Algo que no le ocurrió a Macri en 2019, aunque sí es cierto que el líder del PRO pudo recortar casi a la mitad su distancia frente a Alberto Fernández. La clave de su reacción fue que logró que gente que se había abstenido en las PASO de agosto fuera a votar en noviembre.

¿Podrá Milei alcanzar el mismo logro? Es lo que el presidente insinuó que intentará, tras hacer su autocrítica sobre errores políticos.

Sin embargo, en 2019 Macri, que había quedado en shock por el mal resultado, tuvo una ayuda inestimable: su compañero de fórmula, Miguel Pichetto, salió a dar el mensaje de que el presidente estaba calmo y con el mando total de la gestión. Pero, sobre todo, convenció a Macri de hacer un anuncio de medidas urgentes, todas focalizadas en ayudas económicas para los sectores más golpeados por la recesión.

Es de esa época, por ejemplo, el recorte del IVA para productos de la canasta básica. En otras palabras, medidas que tenían un costo fiscal y que priorizaban la reactivación del consumo. En otras palabras, un paquete de anuncios con más olor a populismo que a liberalismo.

No parece ser ese el ánimo en La Libertad Avanza, donde se escuchan arengas a acelerar los principios de la gestión, empezando por la defensa del superávit fiscal.

Más Noticias

Noticias
Relacionadas

Tras hacer una denuncia penal, incendiaron la camioneta del concejal Walter Cardozo

Días y semanas tensas se viven en la...

El video del momento en que Leila Gianni se entera de la derrota: todas las caras largas a su alrededor

Entre los reveses que trajo la elección...

Crimen del ingeniero Barbieri: por qué no le dieron perpetua al cartonero que lo mató por un celular

Dos de los jueces que condenaron a 19 años...

Monterrico: otro cementerio donde empieza a preocupar la falta de espacio

Días atrás se exponía una alarma en el...