Vickie Jones no comprendía realmente la magnitud de lo que sucedía. Eso sí, sabía dos cosas: que tenía que cuidar a cuatro hijos y que su timbre de voz y cuerpo se parecían a los de Aretha Franklin, una de las cantantes más importantes de la historia de la música.
Las confusiones en la calle la llevaron a tomarse el chiste en serio, y convertirse verdaderamente en la Reina del Soul. De todas formas, sus intenciones eran honestas y genuinas; no quería estafar a Franklin, sólo quería unos dólares en el bolsillo.
Sus actuaciones se daban en bares poco agraciados. En uno de ellos, se topó con Lavell Hardy, un promotor que se percató que quien estaba subida en el escenario no era Aretha. Pero se sorprendió aún más cuando se dio cuenta de que nadie había visto lo mismo que él. Entonces fue ahí cuando le propuso un trabajo soñado: telonear a la mismísima Aretha Franklin en Florida.
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Un inesperado salto a la fama
Jones accedió sin dudarlo y sin saber cómo viajaría a Florida. Sin embargo, otra vez volvía a tener certezas: que iba a poder ganar la plata y la fama suficiente como para mantener a su familia.
Pero ocurrió un increíble cambio de planes: no iba a telonear a Aretha, sino que iba a ser Aretha. La joven de 27 años rechazó la oferta, pero lo que no sabía era que Hardy la amenazaría de muerte si no se presentaba. Ante el riesgo que suponía perder a alguno de sus hijos, no le quedó otra alternativa que aceptar.
Dio el show, y para su fortuna nadie se enteró que era Vickie Jones. En sus memorias reconoce que nunca había recibido tantos aplausos, y ni siquiera habían sido para ella. Un 16 de enero de 1969, los abogados de Aretha Franklin denunciaron que una mujer, que actuaba de forma bastante convincente, no era la artista, sino una impostora.
Jones vio por la mirilla de su puerta a varios policías que venían a arrestarla. Incrédula, explicó lo que pasó y que el cerebro detrás del fraude era Hardy. El promotor terminó enfrentando cargos por publicidad engañosa, mientras que la cantante salió en libertad.
El escándalo le hizo ganar a Jones mucha popularidad, que le sirvió para comenzar una carrera musical propia. Sin embargo, cada vez que cantaba le pedían canciones de Aretha, por lo que un año después de la experiencia abandonó por completo la música y se dedicó a sus hijos.